sábado, 26 de abril de 2025

Mis amigos de la pesca: LUIS MACÍAS ESTEVEZ creador de PERIODIPESCA a quien se rendirá homenaje póstumo el 3 de mayo...



LUIS MACÍAS ESTEVEZ
, de las ondas hercianas y televisivas, “al cielo”, un gallego con pedigrí informativo y pescador

El próximo sábado día 3 de Mayo PERIODIPESCA, la asociación de profesionales especializados en pesca, caza, naturaleza y turismo LE RENDIRÁ HOMENAJE en Santiago de Compostela

 

Texto y fotos: Eduardo García Carmona y Periodipesca

 


No tuve tiempo para poder conocerle más de cerca, aunque lo tuve a mi lado varios años en PERIODISPESCA. Me aproximé pero nunca pude acercarme lo que quería. La distancia es la distancia y primero, Canarias y después Asturias puso kilómetros por medio para el día a día. Eso sí, el teléfono nos aproximó y casi le llegué a sentir a mi lado, en mi yo, ese yo solitario que es “mi mejor amigo”.



Cuánto sentí tú ausencia, Lois o Luis, en gallego o cazurro de mi tierra pero con el Macías, un apellido que abunda en El Bierzo como los buenos pimientos, vinos y viandas. Quizás ese “gallego berciano” hizo posible nuestra “unión” profesional aunque fuiste tú quien me eligió. Gracias por el reconocimiento personal y profesional que, con agasajo como periodista nacional del año en PERIODIPESCA, en el apartado pesca, naturaleza y medio ambiente me sentí honrado.


LUIS MACÍAS ESTEVEZ
, nos dejaste con 74 años y de esto hace 4 años en Vigo. Aunque eras natural de Leiro, comarca del Ribeiro en la provincia de Orense, eras tan gallego como “as gaitas” que diría mi amigo Eduardo Fontela, el de las cucharillas, a quien recibiste en alguna ocasión en Periodipesca.


Ha sido un gallego universal que se hizo ver cada día más con Luminavisión Galicia, de la que eras director, redactor, presentador y relaciones públicas, porque valías para todo. Tus reportajes por las provincias de Pontevedra y Orense, especialmente, tuvieron su esplendor en la tele de Galicia con la organización y presentación de reportajes entre los profesionales de toda España especializados en caza, pesca y medio ambiente, entre los que me encontraba, al igual que miles y miles de gallegos que los pudieron ver en la “caja tonta”.


Aquellos congresos que organizaba y que tuvieron 27 ediciones, ya son años, no se han vuelto a organizar porque eras el “padre” del invento. Eras tan legal y único que, los organizabas cada año en un punto

diferente de tú Galicia “terra de meigas y buen yantar” que, terminó siendo de lo cientos de periodistas especializados que, a lo largo de tantos años participamos en charlas, coloquios y presentaciones a tu lado. En Periodipesca llegué a

presentar mi libro DÓNDE Y CÓMO PESCAR EN LEÓN, que espero tengas en “el cielo” con mi dedicatoria y lo repases de vez en cuando para que te imagines estar pescando en mi tierra. Espero que,

aunque en el cielo, puedas ver mi nuevo libro que saldrá este año, en el que estarás reflejado junto a muchos personajes del mundillo de la pesca y naturaleza.

No tengo palabras para agradecer tu amistad y cariño como lo hacías cada año con todos los que llegábamos al acontecimiento del año que organizabas tan extraordinariamente, junto a un equipo con tu esposa Merche a la cabeza o Joaquín Formoso, ese gran pintor gallego y otros colaboradores. Qué impronta dejaste amigo


dentro de ese “aurea” en el que te habíamos colocado. Por eso y muchas cosas más te tenemos presente, Luis y nunca te olvidaremos porque justo es dar a “cada uno lo que es suyo” y, lo tuyo fue y será siempre 
PERIODIPESCA, de ahí el homenaje que te dedicaremos el próximo sábado DIA 3 DE MAYO, en el restaurante El Puente. Allí estaremos muchos de tus amigos.


Poco te pude disfrutar en el río porque, aun organizando el campeonato anual para medios de comunicación presentes en Periodipesca, nunca quisiste participar, no así tu hijo Luis con el que compartí momentos de paz y tranquilidad, con caña, cucharillas y moscas a la orilla de “los mil ríos” de esa Galicia que, algunos pescamos  en los 27 años de existencia del evento anual.


LUIS MACÍAS ESTÉVEZ
has sido un defensor de la pesca y la naturaleza llegando a ser uno de los primeros eventos de periodistas que dejó la “pesca con muerte” aparcada para ir con los tiempos actuales en “el captura y suelta” que tanto necesita la naturaleza maltratada por pescadores y aerosoles. El cambio climático lo tenemos que revertir entre todos,

aunque los pescadores sólo podemos concienciar para que las administraciones, el poder, actúe en consecuencia y, poco a poco, vamos llegando a ello, aunque muy despacito. ¿Cuántas veces lo comentamos, eh?


Nos has dejado huérfanos desde que te fuiste hace cuatro años pero, te aseguro que no te olvidamos, ni te olvidaremos y que PERIODIPESCA continuará tú estela, aunque sea UNA ÚLTIMA VEZ. Allí arriba estarás contento viendo bailar a Nani Ortega y su

esposo Pablo Checa
, que tanto amaste en la tierra y con los que disfrutaste y ahora los estarás haciendo en el cielo. Menudo jamón que nos traían de tierras charras. Les das recuerdos de todos y que te cuenten el “último chascarrillo” para soltar unas risas.


Has sido el creador del encuentro anual, donde tú chispa y gracia siempre estaban presentes, además de muchos temas serios como, demostraciones, conferencias, charlas y conocimiento de la Galicia rural. Muchos lo hicimos gracias a Periodipesca y las celebraciones en los cuatro puntos cardinales de la Galicia rural de mar y montaña.


Compañerismo, amistad y días inolvidables a tu lado con momentos únicos.

Ahora, con San Pedro como “ponente” y San Juan bautizando a los nuevos pescadores con orujo, seguro que utilizarás tu saber en organizar algo allá arriba, vamos otro de tus eventos de pesca y naturaleza “por todo lo alto”. Espéranos unos cuantos años más, ¿vale? Aquí, de momento no tenemos prisa en llegar aunque sí en recordarte a ti, Nani y Pablo, especialmente.


Y si te aburres ya sabes, puedes montar otra productora televisiva y comenzar a enviarnos algunos de tus reportajes celestiales.

LUIS MACÍAS ESTÉVEZ, por derecho propio pasas a engrosar este rincón de Pescarmona “Mis amigos de la pesca”. Graciñas.



viernes, 18 de abril de 2025

Mis amigos de la pesca, LUCIO ROBLES LAGARTO “Los Veleros de Boñar”...


Los Veleros. Foto Jesús El Beatle

LUCIO ROBLES LAGARTO
y sus hermanos vivieron de la trucha y la música como “Los Veleros de Boñar”

 

Texto y fotos: Eduardo García Carmona y otros

 


La comarca leonesa de Boñar, con el pantano de Vegamián y la  estación invernal de San Isidro al norte y el río Porma como columna vertebral, es tierra de gentes amables,  sencillas y trabajadoras. Personas de cara quemada por el sol y curtida por la brisa y el frío de la montaña. Villa donde sus gentes laborean la tierra, cuidan del ganado o trabajan en las minas más cercanas y donde existen muchos aficionados a la pesca de la trucha.


En ésta orbe, donde los romanos dejaron su huella, cinco hermanos: Vitalino (DEP), Lucio, Benicio, Felipe y Eliecer Robles Lagarto, más conocidos por “Los Veleros”, han marcado época con su maestría pescando truchas en el río Porma, principalmente, como auténticos pescadores profesionales. Gracias a las miles y miles de truchas, sacadas del río a caña, pudieron llevar adelante a sus familias e incluso poder dar estudios a sus hijos.


Uno de los hermanos, LUCIO ROBLES LAGARTO, con más de 80 años, vino al mundo junto al río de sus amores, en Vegamián, pueblo oculto en la sombra del pantano del mismo nombre.

Después, con la guerra del 36, la familia Robles bajó a la villa del “negrillón”, Boñar (León), donde se instalaron para siempre.

Fue el padre de la saga, Felipe quien, por cierto no era aficionado a la pesca, el que tenía el nombre de Velero como apodo. Lo suyo era tocar la dulzaina y le llamaban para hacerla sonar en las fiestas. Por entonces,  una canción se hizo popular en aquella época, “Mi barco velero”. Allá donde iba, siempre le solicitaban tocar la misma canción. Así se quedó con el apodo de “El Velero”.

Los Veleros de procesión. Foto Jesús El Beatle.

Los cinco hermanos Robles Lagarto, cuando eran unos mozos decidieron hacer una orquesta para tocar en las fiestas de los pueblos siguiendo los pasos del progenitor. Así nació la Orquesta Robles, aunque les conocían como “Los Veleros de Boñar”. Las comisiones de fiestas les obligaron a cambiarse el nombre si querían que les contratasen. Como Orquesta Robles, casi nadie les conocía. Así quedaron bautizados para siempre como “Los Veleros”, también sus hijos e, incluso, sus nietos y  nietas son conocidos por el mismo apodo. Son toda una institución en Boñar y comarca.


Los comienzos en la pesca fueron con el hermano mayor, Vitalino, quien animó al segundo de la saga a acompañarle. Corría el año 1.947. Lucio tenía 14 años. Con la bicicleta recorrían toda la zona. Pescaban a cebo poniendo una lombriz al final y un poco más arriba un gusarapín. Con aquello era lanzar y sacar truchas. No existía cupo de capturas.


En lugar de cesta tenían un serón. Como no había botas, utilizaban unos “choclos”, especie de madreña que por debajo tenía gomas para no resbalar en las piedras.

Un día en Cerecedo se les dio fenomenal la pesca. Si Vitalino pescaba, Lucio no le andaba a la zaga. Las truchas nunca las mataban y las dejaban vivas en el serón. Se amontonaban tantas que cuando se daban cuenta se salían del habitáculo, volviendo al río. Pescaban con un varal de 7 u 8 metros, con los pies descalzos metidos en el agua del río que se les helaban.


Se dedicaron profesionalmente a la pesca de la trucha desde los años 50 hasta 1975. Vivian del río y la música. La pesca siempre la practicaban de forma legal y a caña, nunca con malas artes.

Las truchas las pagaban, por entonces, a 15 y 16 pesetas el kilo. Después, pasados unos años, se llegaron a pagar sobre las 60 pesetas kilo.


Se vivía muy bien del río, incluso cuando la Administración comenzó a poner cupos. El primero, fue de 25 capturas por pescador y día. A ellos les daba lo mismo porque eran cinco hermanos pescando. Siempre cogían los cupos y de buenos ejemplares, aunque la gente que las compraba las prefería de “ración”. Saliendo todos los días se ganaban el jornal en el río.

Nadie sabrá nunca, ni siquiera ellos los kilos de truchas que sacaron del río. Es incalculable. Por decir una cifra, bien se puede apuntar que unos 1.500 kilos por temporada y seguro que son pocos. Pese a ello, las truchas no se terminaban y cada temporada había más.


En Boñar existían dos personas que se dedicaban a comprar las truchas y mandarlas por tren a  Madrid, especialmente. También a otras zonas. Eran, según me contaron, Martín Población, y un tal Bienvenido. Las truchas hacían varios trasbordos, antes de llegar al destino.

Se comenta que Los Veleros además fueron inventores de alguna modalidad de pesca. Bueno, lo que se dice inventores, inventores, no. Hacían pruebas en el río.


Un día comprobado que poniendo el plomo al final y los anzuelos por encima se pescaba más y mejor, adoptaron este método. Así nació la modalidad.

También, cuando comenzaron a pescar a mosquito, se les ocurrió utilizar una sola mosca con una boya y untarla con un líquido compuesto de parafina y gasolina, para que flotasen. Así crearon la pesca a mosca seca con boya, que todavía se utiliza por parte de muchos aficionados. Por cierto, antes de la boya ponían un esmerillón para que el hilo no se rizase y el codal de la mosca no se enrollara.


Nunca les denunciaron por pescar a caña.
Lo intentaron muchas veces. Nadie se podía creer que, de forma legal, Los Veleros pudiesen pescar tantas truchas, así que, más de una vez, cuando salían a las 4 de la mañana a pescar, les vigilaba la Guardia Civil. Casi siempre iban a pescar al río Porma, desde Cofiñal a Lugán y Vegas del Condado. El camino lo hacían en bicicleta.


A Lucio un día en la zona de Cofiñal,
animado por la cantidad de truchas que había bajo una roca, quiso sentirlas, con tan mala suerte que le pillaron los guardias civiles “con las manos entre las piedras”. Pese a que no tenía ni una trucha, le denunciaron igual. A veces, con la intención basta, debieron pensar los del benemérito cuerpo.


“La internacional”
era la mosca favorita de Lucio que, también ha sido montador para consumo propio o para regalar a los amigos. Nunca para hacer negocio.

La “internacional” es el nombre que le puso Lucio a una mosca que le pescaba durante todo el año. Tiene un cuerpo amarillo especial, brinca amarilla, cabeza amarilla y pluma indio avellanado. El hilo de montaje es todo un misterio. Siempre decía los colores, pero no que tipo de hilo era.

Lucio pescando congrejos

Pese a que todos los montadores apuntan que la pluma no se puede retocar con las tijeras, a esta mosca la “afeitaba” y siempre pescaba. Además, siempre lleva la postura correcta en el agua, con el anzuelo por debajo. Para pescar en el Porma, con cuatro moscas le sobraban para toda la temporada: la internacional, carne, salmón y el verde aceituna.

LUCIO ROBLES LAGARTO, tiene anécdotas para “dar y tomar”.


Una vez en el pozo “Mateo” de Boñar, Lucio sacó muy buenos ejemplares y la gente de Boñar no se creía que eran de allí. Otra vez consiguió sacar tres truchas seguidas, la más pequeña de 3,500 kilogramos. La mayor trucha que vio Lucio, la sacó un buen amigo suyo en el pozo de Cerecedo, pesó 12 kilos. “Le metíamos el puño en la boca y no tropezaba con los dientes. Lo malo es que se tuvo que meter al agua para poder sacarla y casi, el que no sale fue él. Poco más y se ahoga con el ejemplar”. Apuntaba.

Foto El Correo Gallego

Nunca les gustó vitorear lo que hacían. Fueron profesionales de la pesca, vivieron de ella y como tal no tenían por qué alardear de lo que hacían. Preferían pasar desapercibidos.

Con Manuel Fraga Iribarne estuvo dos jornadas seguidas de acompañante y consejero de pesca. Fue en el año 1.982.


Acudió a pescar al coto de El Condado y le llamaron para acompañarle, cobrando, claro.

Según Lucio, Manuel Fraga era un excelente pescador de cucharilla y un incansable en el río. No paraba de caminar y, además, no le gusta perder tiempo. Siempre llevaba dos cañas. Si perdía una cucharilla, enseguida había que darle la otra ya preparada.


Aquel día, en coto El Condado, río Porma, llegó a sacar 32 truchas. Por cierto, cuando estaban en la tabla de San Vicente, Don Manuel le dijo: “Lucio, en este mismo sitio el año pasado enganché la cucharilla en unas ocas y tirando, tirando, acabó por alojarse en la parte superior de mi ceja. Casi me quedo tuerto”. Tuvieron que quitarle la cucharilla con unos alicates, rompiendo la muerte y no dio ni un grito.


El segundo día se pescaba en la zona de Castrillo, el río estaba tomado, a causa de una tormenta del día anterior. Le acompañaba su hijo. Lucio le aconsejó pescar en las tablas de Secos del Porma zona de la barca. Se estaba iniciando a mosca.

Don Manuel y él se acercaron a la zona elegida y después de unas horas volvieron a Secos. Allí continuaba su hijo, sin moverse de donde la habían dejado.


Fraga exclamó:
“Lucio, ¿ves cómo es esta juventud?...¡ este hijo mío debe tener la sangre blanca...¡”.

Pese a todo había cogido una hermosa trucha.

Existe una historia interesante de cuando hicieron el pantano de Vegamián.


Fue allá por el año 80, cuando en el colchón del pantano quedaron miles y miles de truchas. Había un espesor de más de un metro de truchas, algunas de gran tamaño. Con el paso de los días, comprobando que no salían de allí y que se estaban muriendo por asfixia, fueron los ingenieros de ICONA,  Aureliano Criado Olmos y

Carlos Mondéjar,
quienes contrataron a los cinco hermanos, junto con otros tres pescadores de la zona, para pescar todas las truchas del colchón. Trabajaron desde el amanecer, hasta el oscurecer. No paraban de sacar truchas. Por cierto, estaban delgadas como espadas, comentaban. Según salían, la guardería las metía en una cuba para devolverlas al río. Fue un trabajo muy duro que se alargó 15 días. Acabamos todos agotados y con un buen dinero.

Foto Jesús El Beatle

Los Veleros de Boñar
, Vitalino, Lucio, Benicio, Felipe y Eliecer Robles Lagarto de manera profesional, dejaron de pescar en el año 1975. Ahora pescan por afición, los que aún viven, aunque se les está quintando el gusanillo de salir al río.

Lucio dice sentir vergüenza de lo que se encuentra hoy, la falta de amistad del pescador a pie de río, la falta de conversación, de educación…en fin, la falta de todo y encima no hay truchas, apuntaba.


Gracias Lucio
porque, aunque sólo pesqué a tu lado un día por debajo del puente antiguo de Boñar, desde aquel día has pasado a ser uno de "mis amigos de la pesca" y que Dios te guarde muchos años por las orillas del Porma y cualquier otro río de León.

sábado, 12 de abril de 2025

Mis amigos de la pesca, JOSÉ LUIS FIDALGO (Pepín o Pepinin)...



JOSÉ LUIS FIDALGO SUÁREZ
, un Omañés de Santibáñez de Arienza que nació con la caña de pescar en la mano

Excelente conocedor del montaje de artificiales

 

Texto y fotos: Eduardo García Carmona

 


Los aficionados a la pesca lo son por diversos motivos pero, esencialmente, porque han tenido un río al lado y algún familiar o amigo les ha introdujeron en este mundillo.


A JOSÉ LUIS FIDALGO SUÁREZ “Pepin o Pepinin” como le conocen sus más allegados, no hizo falta de que nadie le introdujese la afición en el cuerpo porque, él solito fue suficiente para salir al río que pasaba por delante de su casa, el río Santibáñez,  y con un cordel y un palo, junto con un corcho de botella comenzar a hacer sus primeros pinitos gracias a los alfileres de su madre.


Fueron años de mocedad en una de las zonas más hermosas de la provincia de León donde pudo desarrollar su niñez y, sobre todo, su intuición porque observando la naturaleza, especialmente las aguas del pequeño río o arroyo y comprobando como los peces huían despavoridos cuando se acercaba a

las transparentes aguas, comenzó a darse cuenta de que el sigilo era una de las mejores bazas para poder pescar algún pez. Esa intuición le hizo “doctorarse” poco a poco en el arte de la pesca y con los años, convertirse en un destacado pescador.


Primero fue el cebo natural; después, la cucharilla, mosquito ahogado o mosca a la leonesa y, finalmente, la mosca seca de la que es un erudito.

Ha sido y será un autodidacta como pocos he conocido pero, hasta para serlo, es necesario observar y Pepín


Fidalgo
con esa mirada traviesa y juguetona siempre ha sabido lo que tenía que hacer para confeccionar una mosca. Cierto es que con el tiempo ha tenido grandes maestros pero ya de chaval destacaba siguiendo los pasos de grandes montadores que publicaban en las revistas especializadas, más tarde, viendo videos de montajes y, sobre

todo, acercándose a los grandes montadores de artificiales de León que, afortunadamente son muchos. Últimamente, con Moncho Jarrín, ha terminado de llegar a realizar uno de sus sueños “ponerse a la altura de los grandes”. No sólo con Jarrín porque a su lado siempre ha tenido grandes especialistas como

“El abuelo Corral”, Chematu, José Luis García, Cirolín…y una asociación o club de pesca al que pertenece desde su fundación, el Club Deportivo de Pesca a Mosca “Órbigo”, con especialistas muy cualificados.


José Luis Fidalgo “Pepinin”
, es uno de los socios fundadores del club de su vida, directivo y, sobre todo amigo porque esa palabra en letras de oro, sería poco para describirle. Es una persona desinteresada y atenta que basta que le solicites algo, lo que sea, para desvivirse y dártelo. Como suelo apuntar en casos como el de Pepín “es amigo de los amigos y más”. Qué grande.


Si le hablas de hilos de montaje de moscas, plumas, anzuelos o nylón, es un “libro” y conserva “tratados” poco habituales pero, “tratados de pescadores” con anotaciones en los márgenes y en las páginas principales de sus cuadernillos personales. No me extraña que esté “doctorado” por méritos propios en todo lo que es la pesca en el más amplio sentido de la palabra.


JOSÉ LUIS FIDALGO SUÁREZ “Pepin o Pepinin”
es único y servicial como pocos he conocido desprendiéndose de todo con tal de saciar la amistad y la pesca dentro de ella.

Está por derecho propio entre “mis amigos de la pesca” y he tenido la


oportunidad de pescar en diversas ocasiones con él y en el río se comporta como un señor. Ahora que se va a jubilar quiero mostrarle mi cariño y el de miles de leoneses que le conocen, además de su familia, a la que adora. Deja los talleres de ALSA, parte eléctrica, y aplicará

todo tipo de “voltaje” y herramientas en continuar con su gran afición que es una auténtica pasión, LA PESCA. Es conocedor del río Órbigo tanto o más que el río que conoció de niño en Omaña por eso, nada me ha de extrañar que sin avisarle, cualquier día que vaya a pescar por sus aguas me lo encuentre a partir de ya porque, además de “dormir” quince días seguidos, por lo menos, después se pasará muchas horas más en el río.


Gracias amigo y que disfrutes muchos años más de esa jubilación que te llega en “cuatro días” porque el cumplir años y cobrar una pensión por haber trabajado más de 40 años es un mérito que pocos consiguen y la jubilación es de JÚBILO, no de viejo. Disfruta de la familia y los amigos que bien merecido lo tienes.


Eso sí, espero que la jubilación no te aleje de los amigos aunque, en mi caso esté más allá del Pajares y no podré acompañarte lo que me hubiese querido estando en León pero, la jubilación también es eso, vivir donde las esposas quieren, no donde tú deseas.


Con mucho cariño he escrito este artículo para ti, Pepín Fidalgo porque eres una parte importante de mis amigos de la pesca.