
Manuel,
un “canarito” con quien salía a pescar en Gran Canaria, se ha despedido de mí,
en vida
Que
nos esperes muchos años en “el más allá” pero, pescando
Texto
y fotos: Eduardo García Carmona
Escribo una “nota necrológica” en vida aún de un amigo que se me va al más allá. Le han pronosticado dos meses de vida y no tenía ganas de escribir pero, con su autorización, le dedico éste HOMENAJE EN VIDA, a mi estimado MANUEL.
Qué
tristeza tengo, amigo.
Hace un par de días recibí una llamada telefónica de mi estimado amigo canario. Es muy complicado reaccionar cuando te comunican con “una alegría” inesperada la noticia de que le han dado mes y medio o dos meses de vida, como mucho, por causa de un cáncer de pulmón en estado muy avanzado. Estuvo ingresado en Las Palmas, en el Hospital Doctor Negrin, de donde ha salido a “correr mundo” los últimos días de su vida.
¡Vaya
palo, amigo…!
Manuel me decía casi riñéndome:
Impresionante.
Sinceramente, no tenía aún claro si era una broma o qué. Minutos más tarde me daba cuenta que no bromeaba.
Manuel, estaba llamando a sus
amigos para despedirse y comunicarles la noticia luctuosa. Me comentó muchas
cosas pero centrándonos en la pesca. Me dijo que el todo el material de pesca se
lo donaba al Club Samadoramas de Telde (Gran Canaria) y que así se lo había
confirmado a su presidente, Isidro Sosa, material para la escuela de pesca.
Increíble pero hermoso detalle.
Con mi estimado Manuel disfruté
horas, días y años preciosos en mi estancia en Las Palmas de Gran Canaria y
creamos el primer club de pesca de agua dulce explícitamente porque, otros
clubes de mar tenían sección de agua dulce.Manuel, era seguidor de mi página web y contactó conmigo en Las Palmas para conocerme y salir a pescar un día el Black Bass, a mosca, por las cumbres entre el Roque Nublo y el de Los Frailes, casi “tocando el cielo”.
Acepté porque para mí era algo
nuevo. Nunca había pescado el Bass y era una oportunidad de conocer a un
pescador más en Canarias y practicar una nueva modalidad de pesca con poppers y
cucharillas de doble pala de EDU, el fabricante gallego que me las había
enviado para hacer pruebas en las presas. La experiencia fue positiva y pasamos
una gran jornada en la presa de Chira, en Cercados de Araña.
Desde aquel día, surgió la amistad
y el cariño necesario entre aficionados a la pesca que, incluso se incrementó
cuando a los seis años de estar en Las Palmas volví a vivir a la península,
como dicen ellos.
Estando en tierras peninsulares, me
anunció que quería viajar hasta León para conocer los preciosos ríos de los que
hablaba en mis reportajes. Así lo hizo pero, como yo estaba viviendo en
Asturias, tuve que hablar con Juan Carlos Méndez, amigo y presidente del Club
de Pesca Río Porma para que le reservase el Hostal La Montaña, en Puente
Villarente y, por medio del club, le pudiesen atender los días que durase la
visita. Quería hacer un curso acelerado de lance. Yo, acudiría a León cuando
pudiese. Así lo hizo y, cuando no era Juan Carlos, era Julián y si no,
cualquier otro miembro del club. Gracias otra vez amigos.
Los días que pude ir a verlo a León,
le llevé a conocer los Gallos de León, de los que estaba enamorado por los
reportajes publicados y a los ríos de montaña, especialmente, el Curueño del
que quedó prendado como de todo León, en general.
La cascada de La Cola de Caballo
que baja de la Valdorria, en Nocedo de Curueño, le impresionó tanto que casi no
quería salir de ella.
También estuvimos en Asturias donde
el verde, los valles, las montañas, el mar y sus gentes le maravillaron tanto
como lo del “culín de sidra” y el buen yantar.
Espéranos muchos años allá donde
vayas a “viajar” en ese limbo en el que te encuentras, entre la vida y la
muerte, y practica con San Pedro, o quien corresponda, esas jornadas que
disfrutaste conmigo en las presas de Chira o en Las Niñas y, mientras te vas o
no, quien sabe porque la ciencia avanza a pasos agigantados, disfruta en San
Agustín, tu residencia en el sur de Gran Canaria y, con el maletín de oxígeno o
como sea, sal a disfrutar de la luna y la pesca en esas playas hermosas que
tenéis en las islas afortunadas.Gracias amigo por todo lo que me has enseñado de la vida y la amistad mostrándome con pasión y con celo la tierra de tus antepasados “los Guanches”. Disfruta “a tope” todo lo que te resta de vida y llévate el recuerdo de los días vividos disfrutando con amigos en “las cuevas guanches” donde el queso canario y el chorizo de León nunca faltaron, como tus guisos de los que eras un experto.
Sirva éste pequeño homenaje rellenando
éste artículo con letras y fotografías, para decirte hasta siempre, amigo.Con pesar, sentimiento y amor, hasta siempre Manuel pero, sinceramente, me quedo muy triste y “enojado” por tu entereza, campeón. Yo, estoy desecho.































