LIBROS PUBLICADOS POR Eduardo García Carmona

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domingo, 29 de agosto de 2021

Cuatro días de pesca y rutas de montaña en León…

El nuevo Riaño visto en la subida al columpio con el camping en primer término



En Agosto
FELECHAS epicentro de la reunión de amigos de pesca y montaña


La ruta de las minas, visita al columpio más alto de Europa, en Riaño y pasada por Liegos y Lois

 



Texto y fotos: Eduardo García Carmona

 

ENTRE AÑORANZAS, TRISTEZA Y UNA INFANCIA “MINERA”…


He vuelto a la montaña leonesa entre Boñar y Cistierna. He vuelto a Felechas a casa de Luis Alberto “Chingli”, donde cada año nos invita a José Luis y a mi aunque, existen años en el que la “familia” aumenta con otros amigos.

Este año, en el refugio de Valdeguida no hemos podido hacer la fiesta de despedida ya que el amigo Quiades “alma mater y pater” del mismo se tuvo que ausentar hasta Zumárraga por temas familiares. Si estuvo Gelo,  en la cena de despedida celebrada en Felechas.  


Además de la amistad, la pesca y la naturaleza, hemos realizado otras actividades plagadas de semblanzas de aquella infancia que me tocó vivir entre Colominas, Sotillos, Olleros, Sabero y Veneros. Aquellos años cuando un niño vivió “la muerte de la mina” sentado en el muro, junto a la carretera de las casas de Colominas viendo pasar “una procesión silenciosa de duelo” por la muerte de 12 mineros en

la mina de Casetas, donde mi progenitor fue uno de los tres mineros que salvaron la piel y la vida tras una explosión de grisú. Acontecimiento luctuoso que ha quedado en mi retina y mente desde los 7 años cuando, sentado en el muro de las casas pude contemplar atónito el desfile de los féretros por la carreta hacia la iglesia de Olleros en “un silencio y lamento general” que eriza aún mi piel escribiendo éste reportaje.

La añoranza se convirtió en tristeza por el abandono de las autoridades hacia el escaso patrimonio que aún resta en esta zona minera.


La mina de Casetas
y su castillete, aún en pie, al igual que el de La Herrera, en Sabero, pero poco más. ¿Para qué un museo minero infravalorado, sobre una infraestructura de la antigua Herrería de San Blas?

¿Para qué si dejamos en el abandono el patrimonio de aquellas minas plagadas de sudor y lágrimas?

Una pena convertida en lamento.


Si existe el Museo de la Minería lo más lógico es que el resto del patrimonio de aquellas antiguas minas estuviese, además de visible, adecuado y cuidado, para que fuese otro museo o ruta donde

poder ver un pozo minero, las jaulas donde bajaban al tajo los “murciélagos del carburo” que se dejaban la piel a tiras, la vida y los mejores años de sus vidas para llevar el jornal a casa que servía para sacar a las familias adelante, muchas de las cuales llegaban de todos los rincones de España, aquella España de la postguerra plaga de hambre y miseria.


LA RUTA DE LAS MINAS

Menos mal que algunos políticos, pocos, aún piensan y con escasos caudales de dinero, especialmente en señalizaciones, en ocasiones escasas, se han “sacado de la manga” esta ruta senderista, más que la minería, que discurre en plena naturaleza y donde se pueden observar algunas bocas de aquellas antiguas minas de hierro y carbón, auténticas “ratoneras” que con la escasa seguridad hacían perder muchas vidas humanas.


La ruta son 9,6 kilómetros en plena naturaleza. Se parte de Sabero, junto al Museo de la Minería y después de pasar la ermita de San Blas, continuar por un sendero adecuado con tierra y zahorra.

NOSOTROS, elegimos hacerlo justo AL REVÉS, bajando hasta el puente sobre el río Esla y después, por carretera hasta el puente colgante de Alejico, donde cogimos la zona más hermosa de toda la


ruta con una prolongada subida estrecha y en zigzag, con balcones repletos de indicadores anunciando lo que se estábamos observando, además de alguna boca de mina antigua. Las vistas son maravillosas y el sofoco de la subida también, aunque creo que peor sería bajarlo como se haría con la ruta normal, no al revés.


Tras llegar a la zona más alta de la ruta, el descenso hasta Sabero es muy cómodo. No hay muchas cosas que destacar en la bajada, salvo el paisaje y la Ermita de San Blas a 100 metros de Sabero.

Por las fotos podrán darse cuenta de lo hermosa que es la ruta.


JORNADAS DE PESCA

El domingo pescamos Quintana de Rueda, coto que hacía más de 20 años que no lo pescaba.

El río Esla bajaba portentoso siendo complicado acercarse a la propia orilla. Aunque algunas salieron a ninfa y cucharilla, no fue hasta la caída de la tarde cuando a mosquito ahogado sacamos alguna trucha aunque no de grandes dimensiones. La más de unos 27 centímetros.


El río Esla
era un auténtico “mar” complicado de pescar y sólo encontramos una zona donde poder meternos en la orilla con espacio para dos pescadores, no más, y allí nos quedamos José Luis y yo mientras Benito Lozano se quedaba unos metros por debajo en una buena corriente probando a ninfa.

Al final, lo apuntado. Escaso bagaje de disfrute y mucho frío de medio cuerpo hacia abajo debido a los largos periodos metidos en agua muy fría que congelaba todo.

El lunes, Chingli y José Luis fueron a pescar el sereno en el Porma, próximos a Boñar. Cansado tras la ruta de Las Minas, preferí quedarme en Felechas pensando que al día siguiente iríamos a pescar el coto de Pesquera.


JORNADA EN EL COTO DE PESQUERA Y VISITA DE AMIGOS

Si la jornada de pesca en Quintana de Rueda no fue buena esperábamos algo más en Pesquera aunque, tratándose del mismo río las esperanzas no eran las mejores.

A las 9 de la mañana salimos José Luis, Chingli y yo desde Felechas en dirección Cistierna y con ver el río que bajaba muy alto, pensamos que en la zona de Pesquera, más allá de Vidanes y con dos controles, en Cistierna y Modino por medio, el Esla bajaría mejor.


Efectivamente, menos agua. Lo ideal era pescar a seca entre los canalillos de la abundante oca que tenía el curso fluvial.

Ninguno teníamos la caña de seca y cada cual optó por una modalidad de pesca. Chingli, a cucharilla y con éxito aunque, curiosamente, la mayor no pasaba de los 20 cms. José Luis y yo, a mosquito ahogado o pesca a la leonesa. Las pintonas no querían picar pero al llegar a una zona de rocas grandes, comencé a


disfrutar. Tirada y trucha, pero a la mano sólo una. Eso sí, disfruté de lo lindo de 10,45 a 11,10 horas. Después, se pararon. José Luis, con las mismas moscas, no tuvo la misma fortuna que yo hasta que llegamos a una tabla donde se unen dos brazos del Esla y puso la ninfa. Así y todo, a la mano, una trucha y tampoco daba la medida.

A la entrada de Pozo que formaban los dos brazos del Esla, levante muy buenas truchas pero como mis moscas no tienen arponcillo, las arrastraba y nada porque


más la corriente de la caída al pozo y el buen tamaño, por lo visto al subir a mi “charli” que caía bailando por encima del agua. Sólo pude sacar una a la mano.

La tarde y el sereno, se lo adjudicaron Chingli y José Luis que gozaron con buenos ejemplares, por fin.


Por medio, y a la hora de comer, habíamos quedado con la pandilla de Chingli y Jesús. Venían del Bierzo, Salva, Paco y Pepe, más Jesús y Nacho.

La comida y amistad quedó marcada en “el libro de la amistad” con unas viandas excelentes, mejor vino y calor humano. De diez.

 

RIAÑO  Y EL COLUMPIO MÁS ALTO DE EUROPA, LIEGOS Y LOIS



La ruta más cómoda y tranquila con columpio incluido. No pudimos montar en la barca porque estaban todas las reservas realizadas de días anteriores. Una pena porque el viaje por el pantano sería otra maravilla.

Por encima del Camping de Riaño se encuentra la “octava maravilla” de la montaña leonesa. Se trata del columpio más alto de Europa., según apuntan.


Tras subir por carretera hasta el camping y después por un sendero de tierra donde se notan ya las escorrentías del invierno leonés, llegamos a la zona de “Heidi” y el columpio riañés. Un enorme columpio que preside la zona más alta desde donde se puede observar toda la montaña de la zona, desde el pico del Espigüete hasta el pico Yordas y el Burín donde, en anteriores ocasiones, habíamos realizado una ruta dura en el ascenso y en la bajada y que ya les contamos en su día.


Después de las fotos y videos de costumbre y a falta del viaje en barca, nos fuimos a Liegos y, desde allí, ruta hasta Lois, donde volvimos a ver la catedral de la montaña o
tra joya de León, no sin antes "perdernos en un cruce mal señalizado" por un despiste al no ver una señal de prohibición que nos hizo bajar por el valle de Anciles hasta la cola del pantano. Algo nuevo para un gran día.

Después vuelta a Felechas tras pasar por Cistierna a comprar algunas viandas en Covirán donde, su propietario, Juan, nos recibió con regocijo ofreciéndonos un pequeño refrigerio a base de vino Prieto Picudo, queso y cecina de León. Es un fenómeno.


Llegó el momento de refrescarse tras una ruta de intensidad media haciéndola como la hicomos nosotros, al revés, y allí estaba la manguera en casa de Luis Alberto.

 


Tras la comida en Felechas llegó el reposo de los “guerreros” y la preparación de la cena de despedida de cuatro días hermosos plagados de rutas, buena estancia, exquisitas viandas, amistad y compañerismo.


La cena de despedida no se pudo, en esta ocasión, en el refugio de  Valdeguida, a más de 1.200 metros de altitud, debido a la ausencia de Quiades que tuvo que ausentarse por problemas familiares en tierras vascas. Sí estuvo Gelo, aunque José Luis y yo, antes de comenzar a cenar nos tuvimos que ausentar por un viaje inesperado que me hizo volver a tierras asturianas anticipadamente.

Otro año será.

domingo, 8 de agosto de 2021

JOSÉ ICARDO excelente pescador y montador valenciano nos ha dejado (DEP)…

 

José Icardo Loscos

Era como un coloso: alto, fuerte, con barba metida en canas, cara de buena persona, con los pies en tierra y la caña en la mano para pescar en mar o río

 

Texto y fotos: Eduardo García Carmona

 


JOSÉ ICARDO LOSCOS
ha sido un valenciano que con poco más de 81 años nos ha dicho adiós. Un valenciano pescador y montador de moscas a quien conocí allá por la localidad de Chulilla (Valencia) con motivo de la celebración de PESCAPRESS que tan excelentemente organizaba mi otro estimado y buen amigo, Roberto Coll Alcalde.

En Chulilla pude entrevistarle además de observar como hacía sus moscas, especialmente el “pompón” al que peinaba con esmero para que los que no conocíamos esa forma de pescar truchas en el río Turia pudiésemos disfrutar. Adiós Pepe y DEP y continúa con tu gran afición en el cielo.



PEPE ICARDO
nos contó entonces que se inició en el mundo de la pesca a la temprana edad de 7 años, en la escollera y playa de Gandía, junto con sus primos, algo mayores que él. Lo que primero eran escarceos en el mar, se fue convirtiendo en pasión por la pesca, hasta que con 20 años probó a pescar en el río, quedando prendado de la singular “pintona”, “la reina de las aguas”.

La “pichina”, “el anguilomet” y otros cebos eran utilizados por Pepe y sus primos para pescar en la playa utilizando varales largos, con un plomo y el anzuelo por encima del mismo. “Así sacábamos lubinas de hasta 3 y 4 kilos”, apuntaba.

ICARDO LOSCOS


Así me lo contaba en la entrevista que le realicé en 2008 y como todo lo archivo en mi ordenador, he querido despedirle con sus propias palabras.

Gracias amigo y que Dios te acoja en su gloria, que se suele decir, pero espera muchos años con San Pedro y los demás que pescan por allá arriba porque de momento, queremos continuar haciéndolo en la tierra.





Con todo el cariño de otro pescador que te conoció en tu tierra te brindaré mi próxima trucha y diré, ¡¡¡ VA POR PEPE ICADO!!!

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