LIBROS PUBLICADOS POR Eduardo García Carmona

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sábado, 5 de julio de 2025

Mis amigos de la pesca: JOSÉ Mª TAGARRO CASADO y su manual de moscas...



 


JOSÉ Mª TAGARRO CASADO (Jose para los amigos), maestro de la pesca a la leonesa y autor de su propio manual de montaje de moscas

 

Texto: Eduardo García Carmona. Fotos: familia

 

Durante varios años he intentado escribir un libro sobre JOSE MARÍA TAGARRO CASADO y me ha resultado imposible por uno u otro motivo. Tras intentar recopilar documentación sobre su persona, proyectos de pesca, anotaciones, fotografías, textos, etc. desistí pese a los contactos y amistad con su familia. Aquí les dejo algunas de mis vivencias.

La pesca a mosquito ahogado o pesca a la leonesa, le debe mucho a Jose María TAGARRO por su  “Manual Técnico para la Pesca de la Trucha con Mosca Ahogada”.

Una gran mayoría de aficionados de los de hoy no conoció en persona a Jose Tagarro. Era bancario de profesión y pescador por devoción.

Su trabajo en banca le permitía tener las tardes libres para dedicarlas a su gran pasión: la pesca.

Llegó el momento de abandonar su trabajo habitual y dedicarse a emprender. TAGARRO tenía siempre en mente grandes proyectos y, uno era dar salida a un local que tenía en la Avda. de Quevedo de León, en el Barrio de El Crucero, un barrio lleno de sabor ferroviario y pesca.

Montó su establecimiento a comienzos de los 80 a pesar de la competencia que había en León con diversas armerías de renombre: Alonso, Valbuena, Conty, Eibarresa, entre otros, y se abrió hueco entre los aficionados por su proximidad a la clientela y la cantidad de amigos que tenía.

TAGARRO, también, se dedicó a escribir en prensa local y así sus páginas en el periódico La Crónica de León, en sus comienzos, fueron referencia para los aficionados.

Apareció su libreto en 1982 publicado con el patrocinio de diversas firmas comerciales que figuraban en la última página y todo cambió.

JOSE MARÍA TAGARRO se convirtió, aún más, en el referente en León por su “saber de pesca” y la fama traspasó montañas, entre otras la de Pajares porque en Asturias, donde acudía a pescar habitualmente, tenía familia. El salmón era el salmón aunque ahora esté bajo cero.

Le conocían una gran mayoría de pescadores. Sus clases “magistrales” de montaje de mosquitos ahogados llenaban su pequeño negocio en el barrio de El Crucero, LA CASA DEL PESCADOR, y era complicado en ocasiones poder entrar a comprar.


Sus consejos de pesca eran habituales, sus recomendaciones para la utilización de una u otra mosca, también. Un gran orador que se ganaba la clientela por sus consejos y porque tenía la máxima del buen vendedor: al cliente nunca se le puede engañar”.

Efectivamente, siempre lo tenía presente y así sus recomendaciones a unos y otros aunque, “siempre tenía guardada gasolina de reserva” contando lo justo o hasta donde le interesaba. Sólo a sus amigos más directos ofrecía algún detalle particular. Tenía muchos secretos guardados y muchos se los llevó a “pescar con San Pedro” donde me imagino que estará, si es que la pesca le abrió las puertas del cielo.

De esos secretos quería escribir pero no me ha sido posible investigar prácticamente nada pese a intentarlo. Abrir heridas es complicado y más en una familia que tuvo que cerrar otras heridas como la pérdida de un hijo en edad joven.

Lo que sí puedo adelantarles, y que seguro pocos conocían, es que el mítico manager leonés de conjuntos musicales y otro eventos, José Luis Fernández de Córdoba, tuvo mucho que ver en la publicación del manual técnico.

Varios camareros de la Sala Vudú, en la carretera de Zamora, en León (antiguamente era el cine Lapar),  presentaron a TAGARRO al dueño de la Sala, Manuel Martínez Mendoza, convirtiéndose en financiador del proyecto, por ello publicamos las carátulas de la primera edición del manual que, después, tuvo varias ediciones más al colaborar otras firmas comerciales.

Quien lo iba a decir, ¿verdad?

Tagarro dejó de colaborar con La Crónica de León dejándome huérfano con la información de pesca en prensa, particularmente yo llevaba las dos páginas semanales de Diario de León. Quien esto escribe, en radio donde trabajé desde 1966, había realizado programas en La Voz de León sobre pesca, donde sorteábamos carretes Mitchell, gracias a su distribuidor en León. Fue entonces cuando Tagarro comenzó a colaborar conmigo en las páginas del Diario de León, en el formato de “cuerda de pesca recomendada por Tagarro”, sección con mucho éxito que mantuvimos durante 9 años.

Jose vendía más moscas ahogadas que nadie en León y, algunas, eran exclusivas como su “fanta”. También guardaba secretos. Algunos le descubrí en mis jornadas de pesca con él, en el río Órbigo, donde acudíamos en compañía de un muchacho portugués que vivía en la zona y que no salía de La Casa del Pescador, en El Crucero.


Portu y yo pescábamos bien a mosquito ahogado pero, TAGARRO, era único y, por qué no apuntar que, era el mejor y lo demostró en varias ocasiones en La Semana Internacional de la Trucha de León, la de antes, la auténtica. Era un artista lanzando y “viendo” el pez, sin que se cebase. Ponía la boya de la cuerda en el lugar adecuado del río para que la trucha entrase a sus moscas. Así sus éxitos en la Semana Internacional de la Trucha pescando a ahogada y enfrentándose a campeones de mosca seca como Carlos Bragado, Enrique Ramos “Kike Sabugo”, Jesús Picón, Roberto Morán “Virutas”, Luis Mª Fernández Luengo, otro bañezano paisano suyo gran pescador y montador de moscas.

Tagarro era un crack y por eso, en La Semana Internacional de la Trucha de León cuando falleció se le rindió un pequeño homenaje, entregando a su viuda una placa de reconocimiento. Gema Roy, su esposa le acompañaba en muchas jornadas de pesca, especialmente por Asturias. Por entonces, solicité públicamente que se realizase un apartado en La Semana dedicado a la pesca a la leonesa, incluso, que llevase su nombre en memoria. No se consiguió pero, gracias a otras “voces” que se unieron a aquella petición espontánea, la Semana ha tenido su apartado de pesca a la leonesa, pero claro la Semana de antes no la de ahora que ni es semana, ni es nada.

JOSE MARÍA TAGARRO falleció a los 56 años y es que desde que perdió a su hijo cuando tenía 18 años, a manos de un desalmado a la salida de un pub de la capital leonesa, El antiguo Cawis (Platón, después), justo al lado de la Comisaría de Policia Nacional,  nunca volvió a ser aquel hombre dicharachero, jovial, campechano y hasta fanfarrón. Su semblante tornó a tristeza y la diabetes que padecía y otras complicaciones “del alma”, hicieron que sus restos reposen en La Bañeza junto a los de su hijo. Nunca podré olvidar la iglesia repleta y la disertación de su hija Gemma que, con gran entereza hizo “eterna” la figura y semblante de su padre convirtiendo el altar en “luz del más allá” que hizo saltar lágrimas a todos los presentes.


Nos dejó un pescador de la vieja escuela leonesa, maestro de la pesca a mosquito ahogado, aunque como una gran mayoría de aficionados comenzase a pescar a cebo natural, modalidad que manejaba como pocos. Hizo grandes “pescatas” de las que gustaba mostrar a sus amigos y clientes. Eran otros tiempos cuando prácticamente no se pescaba sin muerte y se podían coger a diario 12 truchas.

Una de sus debilidades, además de las truchas leonesas, fueron los reos y el salmón en Asturias, que se convirtieron en “una fiebre” para este bañezano que tenía familia en El Principado. Tagarro también fue cazador con “buen ojo” y con predilección por la caza mayor.

Así las cosas y tras esta pequeña historia homenaje, pasamos al libreto, la gran herencia de éste leonés para futuras generaciones. Un gran pescador y cazador que, aunque “algo fanfarrón y sabelotodo en pesca” tenía miles de seguidores y eso que no existía Facebook.



MANUAL TÉCNICO PARA LA PESCA DE LA TRUCHA CON MOSCA AHOGADA

Es el libreto de pesca más seguido de la historia, después del MANUSCRITO DE ASTORGA, de Juan de Bergara. Así de contundente lo escribo.

Jose María Tagarro se animó a publicarlo después de haber participado en otros libretos de pesca que salían cada temporada con croquis de cotos y normas de la temporada y que eran patrocinados por Caja León y el Banco Pastor, entre otras entidades porque hasta la Diputación llegó a publicar otro confeccionado por otro pescador y periodista, Juan Florencio Pérez “Chencho” que en la portada salía lanzando en el colchón de la salida del pantano de Riaño, antes de cerrar definitivamente, mi amigo Vicente Prieto “el pescadero de la calle La Rúa”.


Se trata de un libreto sin complicaciones de lectura porque no tiene casi “literatura” y si mucho de “escritura pesquil” que era lo que pretendía “Jose, no José”.

La portada lo decía todo, con el titular y una trucha saliendo del agua y tomando una mosca. La contraportada estaba dedicada a los diferentes patrocinadores porque Tagarro “vendía la edición” por tirada. Tantos ejemplares que compraba una empresa y ella los regalaba a sus clientes y amigos. Así llegó a todas partes.


El libreto consta de 16 hojas (32 de contenidos o páginas)
además de portada y contraportada que son de un papel más grueso.

Aparte del ISBM, depósito legal e imprenta que figuran nada más abrirlo, nos encontramos con el sumario: gráficos para montaje; denominación vulgar de las moscas; Posición correcta de las moscas; cambios a realizar dependiendo de la climatología; composición de cada mosca (pluma, brinca, cuerpo); notas y el último apartado dedicado a factores metereológicos donde incluye la importancia de la luna para la pesca.

Vamos, “La Biblia de la Pesca”, en el formato más fácil, cómodo y atractivo que pueda existir. De ahí su gran éxito.

Después de la descripción de lo que es el MANUAL técnico, con lenguaje de pescador, Tagarro nos presentaba las tres clases de aparejos de moscas: principio de temporada, entretiempo y verano.

Pasa a describir cada una de las cincuenta moscas que nos presenta con nombres que utilizan los pescadores desde el “sangre de toro, al fanta, hasta la pallareta, pasando a la pajareta o luneta”.

En cada una de las 50 moscas, además de un dibujo, añade características de montaje de cada una con el tipo de pluma, cuerpo y brinca, además de cómo y cuándo pesca cada una de ellas. Una pasada.

La única “pega” que le he sacado al libreto, después de muchos años es que no nos haya puesto el número de la seda de montaje y la marca: Gutterman, La Paleta o Molino, aunque existen, hoy en día, muchas más marcas. Particularmente y por comodidad, lo hice para no tener que recordar tanta numeración.

Existe otro apartado dedicado a LAS SALTONAS donde sólo hace mención a cinco de ellas: común, amarilla, aconchada, cascuda y negra.

Curiosamente, de aquellas cinco “salieron sus hijos” porque, en la actualidad, cada pescador tiene otras saltonas confeccionadas de forma particular según lo que se ve en plena naturaleza y se intenta imitar.

La parte final está dedicada a notas varias sobre fechas para pescar en los diferentes ríos o cómo pescar al sereno, en verano, cómo conservar los mosquitos, forma de realizar el lance en verano y otros consejos.

Su esposa le acompañaba
El final está dedicado exclusivamente a los factores que intervienen en la pesca, algo de lo que particularmente sabía que tenía varios estudios de campo realizados en muchos años y por eso pretendí “revolver sus papeles” para escribir un libro en su honor pero resultaba muy complicado y tuve que desistir.

Para los pescadores noveles éste último apartado era verdaderamente “la biblia de la pesca. Aquí, Tagarro nos introduce en las aguas como si de un pez se tratara.


Nos desmenuza cual es la temperatura ideal de las aguas para comenzar a pescar con garantías. Lo que ocurre con las subidas y bajadas de caudales en el río bien por factores naturales o extra. La subidas y bajadas de la temperatura ambiente, la claridad o no de las aguas y cómo influye para pescar.

El tiempo y sus factores e influencia: días soleados, nublados, truenos y relámpagos, viento…

El apartado final es el de las fases lunares, con la importancia de éstas en la pesca.

Señores, una auténtica joya de la que conservo dos ejemplares como “oro en paño”. Uno, totalmente limpio y el otro con mis anotaciones de hilos y su numeración que han sido mi auténtica guía de montaje de moscas leonesas.



Gracias JOSE MARÍA TAGARRO CASADO por la herencia que nos dejaste con sencillez y elegancia de pescador y demostrando que, con imperfecciones pero entregando lo que conocías sin secretos, también, se puede ser muy útil para generaciones y más generaciones de pescadores venideras, al puro estilo de Juan de Bergara y su Manuscrito de Astorga de 1624.


NOTA: la historia es la historia y estas fotos son necesarias para el reportaje

viernes, 27 de junio de 2025

Mis amigos de la pesca, CARLOS REYERO FUENTES (Charli) y la mosca a la que dio nombre...


CARLOS REYERO FUENTES (Charli)
, autor de la mosca más “pescona” que he conocido, excelente cocinero y amante de la familia y amigos

 

Texto y fotos: Eduardo García Carmona y familia

 


Acababa de recibir la noticia, vía teléfono, y a mi interlocutor, mi apreciado Guti, se le entrecortaba la voz. ¿Sabes quién ha muerto?, me decía. Charli, ¿qué Charli? Si hombre, el amigo de Mariano que todos los años acudía al Filandón de Gradefes y se tronchaba de risa con nosotros y los chistes ¿Y eso? El corazón se le paró para siempre. Esto ocurría en 2011.


Con la angustia en mi cuerpo, me puse a redactar un folio como despedida a un amigo y, aunque mi relación con él era mínima, le apreciaba un montón. Sólo le veía una vez al año cuando, desde Canarias, viajaba a León a la Semana Internacional de la Trucha y coincidíamos en Gradefes en el Filandón.


Recuerdo, querido Charli, que allá donde estés,  ensayes jugar al mus, con San Pedro o San Benito pero entrénate bien, porque aunque deseo tardar muchos años en llegar al mismo destino que tú, cuando llegue sabes que me debes una “revancha” y estoy bien entrenado. La partida que nos ganaste con Mariano, a José Luis y a mí, necesita esa revancha con sobremesa a una gran jornada de amistad y convivencia a orillas del río Esla, como aquella.


Amigo Charli, tu pasión por la vida te hizo disfrutar de la pesca y los amigos y por ello estabas empeñado en cambiar las sociedades de pescadores, creando una “distinta” donde el requisito principal fuese la pesca, pero LA PESCA, en mayúsculas, para disfrutar de la naturaleza y la amistad, sin competiciones de ningún tipo,  que ya tenemos demasiadas en la vida diaria. Alguien deberá continuar tu obra, aquí, en la tierra, esperando que, desde el cielo, le tiendas una mano.


León
perdió un referente importante como pescador noble, sincero, concienciado para salvaguardar nuestros ríos y  peces, luchando para que todos salgan al río a disfrutar devolviendo los peces al agua, porque lo importante es disfrutar, no matarlos, porque hoy, afortunadamente, no se necesitan para comer como antaño.


Ahora, con San Pedro, tendrás mucho “enchufe” y como a él le gusta la pesca, seguro que le pones de compañero. Cuéntale la plegaria de Guy Roques que, con esa cara de bondad que tú siempre ponías aunque sin afeitar, seguro que te hará caso.


CARLOS REYERO FUENTES (Charli)
, nacido en Cerezal de la Guzpeña (León), fue un experto micólogo y “el inventor” de la mosca seca conocida por su propio nombre, LA CHARLI y, desde que me la regalaste por primera vez enseñándome como se adobaba, no he vuelto a dejar de utilizarla y qué resultado me proporciona cada temporada. La Charli, pesca en todos los ríos. Es única, como lo fuiste tú en vida. Lo bueno de esta mosca es que pesca a seca y a la leonesa, modalidad que tú también practicabas con maestría pescando buenos reos por Asturias.


Quienes más te conocían, Carlos, eran mis estimados, José Gutiérrez Aláiz, Guti y Mariano Díez Sahagún que, me contaban que habían pasado muy buenos momentos contigo. Pescabas muy bien, cocinabas “la caldereta” y la tortilla de setas San Jorge, mejor que nadie.

Eras un amigo leal, de esos que aunque no lo veas todos los días sabes que está ahí y puedes contar con él. Me contaba Guti: algunos días, iba a desayunar a mi casa con nuestro común amigo Mariano. Ambos, me levantaban mucho el ánimo cuando estuve postrado por el accidente que casi me lleva una mano. Tanto él como Mariano fueron un alivio para los días de decaimiento y soledad”.


CARLOS REYERO
se fue muy joven y en la Facultad de Veterinaria de León. Fue un 3 de Octubre de 2011, una fecha que muchos recordamos pero, de manera especial de tu esposa, Alité y tus hijas Sabela y María. Qué decir de tu estimada madre, doña

Lourdes y tu hermano Jaime y de los compañeros de trabajo. Te fuiste, Charli, pero tu mosca continuará para siempre con nosotros y, cada vez que la ponga para pescar, sin lugar a dudas, tú estarás presente en “mis ríos”. Quizás por eso pesca tan sumamente bien en todos los ríos de León, esa tierra que tanto amabas.


La Charli
la confecciono como me enseñaste al lado del río Esla. Anzuelo del nº 12 o 14. Cuerpo beige oscuro o en oliva. Colas pluma de gallo de León pardo corzuno. Tejadillo pelos de corzo y hackle de indio cascudo. Una mosca diez aunque el toque final que le ponías no lo supe hasta hace pocas fechas, lo de brincar el cuerpo con un gris perla. Qué callado lo tenías…jajaja.


CARLOS REYERO FUENTES
(Charli), adobador de moscas, pescador en muchos ríos, incluso en Maldonado (Uruguay), incondicional de los tuyos y amigos porque tenías un gran corazón que entregaba cariño a raudales, quizás por ello no aguantó más.


Por sacarte un “defecto”, me apunta algún amigo tuyo en la tierra, que lo malo es que eras muy “merengue”…jajaja

Gracias, Charli, y aunque tarde, te dedico este artículo en memoria con mucho, mucho cariño.


Siempre estarás entre “mis amigos de la pesca” por derecho propio y tú mosca “La Charli” destacará siempre en mi caña.

sábado, 21 de junio de 2025

Mis amigos de la pesca: CARLOS JAVIER DÍEZ ALONSO “Pescate”, pescador y montador de moscas...



CARLOS JAVIER DÍEZ ALONSO “Pescate”
, “un ribereño del Curueño nacido en Pucela”, por casualidad y e
namorado de los Gallos de León y la pesca a la leonesa

 

Texto y fotos: Eduardo García Carmona y CJ

 


CARLOS JAVIER DIEZ ALONSO
, pasa del medio siglo de vida desde que nació en Valladolid porque el azar lo dispuso así. Sus padres estaban allí, temporalmente.

Con un año de edad el pequeño Carlos Javier, junto a sus padres, volvió a su verdadera tierra, a León, donde ha vivido hasta que el destino y el trabajo le llevaron a tierras de Castellón, en la Comunidad Valenciana. 


Por supuesto, Carlos J. es un leonés hasta la médula, pese a ser pucelano de nacencia. No es un leonés cualquiera, es un leonés de la montaña, de Montuerto de Curueño, una zona que lleva muy dentro. De allí eran sus abuelos maternos y allí vuelve cada año, no sólo en verano.


Criándose a orillas de uno de los mejores ríos trucheros de España, no es de extrañar que, además de pescar, pronto sintiese la inclinación de confeccionar, artesanalmente, sus propias moscas de pesca.

A montar ahogadas le enseñó su progenitor cuando tenía 10 años. Se considera un poco autodidacta pues, poco a poco, él solito, fue mejorando la técnica. A montar moscas secas comenzó sobre los 15 años y, también, lo hizo por cuenta propia, sin ayuda.


La afición por la pesca le vino siendo aún un “chavalin” cuando, junto a otros niños del pueblo de Montuerto,  se acercaban al Curueño a por truchitas, pero cogiéndolas a mano. Hoy le da apuro reconocer esto, aunque era algo normal hacerlo en aquellos años. Ahora, con tanto ecologista de “salón”, no se pueden ni contar aquellas historias o formas de pescar tan nuestras y del pueblo llano.  

Los primeros recuerdos de Carlos Javier pescando a caña son con su padre, en el río Torío, en Pedrún cuando apenas tenía 11 años. Siempre pescaba a ahogada o pesca a la leonesa.


Por desgracia, quien esto escribe, no ha tenido oportunidad de pescar a su lado aunque he estado cerca por coincidencia en algunas ocasiones en el Bar Sierra, en Nocedo de Curueño, local que en la actualidad está cerrado por jubilación de su dueño, Avelino de la Sierra.


Carlos J.
nos cuenta que en la actualidad pesca mosca seca  pero, nunca se olvida de la ahogada. Cuando sale de pesca siempre lleva las dos cañas, practicando un rato a seca y otro a ahogada. “No hay que olvidarse de las raíces y la ahogada son las mías en la pesca”, comenta.

Por aquello de que es un amante de la bicicleta, no es difícil en pleno verano leonés, encontrarlo entrenando o simplemente paseando por las montañas de la zona de Montuerto, aunque una lesión le ha tenido una temporada inactivo.


CARLOS JAVIER
, más conocido por “Pescate”, tiene especial predilección por los ríos de montaña, estrechos y torrentosos y cuanto más enmarañados mejor. Normal habiendo “mamado” agua de los manantiales del Curueño, ¿no?

Si puede elegir, huye de los tramos medios y bajos de un río. “Fuera de León existe, para mí, un pequeño río muy inaccesible donde no me he encontrado nunca con nadie y cuyo nombre me lo guardo para que siga escondido y preservado (jajaja)”. Apunta.


Como en la película de Brad Pitt, “El rio de la vida”, el Curueño es para CJ DÍEZ ALONSO, “el río de su vida”.

Cada pescador tiene su primera trucha y casi siempre es inolvidable. La de nuestro amigo fue en la entrada de las hoces del Curueño, el primer día de pesca de lo que fue su primera temporada truchera, con 11 años y pescando con sus propias moscas, aquellas no muy bien confeccionadas todavía – se ríe-. “Fue en una corriente y la clavé a un pardón. Recuerdo que tenía sólo un centímetro por encima de la medida mínima pero, por ser la primera que engañé con mis propias moscas, sentía pena y la devolví al río, creyendo que sacaría alguna otra para llevar a casa. Ese día no saqué ninguna más, así que me fui de vacío a casa, aunque muy contento”.


Siente añoranza cuando piensa en los ríos de antaño y le vienen a la cabeza recuerdos, lo mismo que a todo el mundo pero sobre todo, “porque  había montones de truchas por todos lados”.

Se relaja en el río y nunca se siente sólo aunque lo esté. El recuerdo del silencio en el río le evoca paz y


tranquilidad. Para “Pescate”, con sólo escuchar cantar de los pájaros y el murmullo del agua es suficiente y apunta, “es curioso pero yendo a pescar, a diario, pasaban semanas y no me encontraba con ningún pescador en el río. Si querías charlar con alguien, no lo encontrabas. Los fines de semana si había más pescadores”.

Ahora todos sabemos “las romerías” que se organizan los fines de semana en algunos de los ríos de León. Por este motivo, hace años que no sale a pescar en fin de semana dedicándoselo a la familia.


Echa de menos aquella soledad en el río, tanto, tanto que “durante mucho tiempo mi mejor compañero de pesca era mi padre y dejó de pescar hace años”.

Hace alguna salvedad cuando le visita Cali, un compañero de trabajo de Zamora, o Arturo, un valenciano.


Jamás ha participado en campeonatos. Precisamente, por eso de la soledad y es que “no me gusta que me estén mirando mientras pesco pero, tampoco veo nada negativo en la gente que compite. Quizás existe un aire de elitismo en algunos competidores pero eso, también, lo he visto en otros que no compiten, así que no es algo achacable a ellos solos”.


Cree que el furtivismo, los vertidos, mala gestión, presas, cormoranes y otros como la poca inversión en naturaleza son los grandes males de la trucha. “Al final el problema de los ríos de León, igual que los de la mayoría de España, se reduce a una sola cosa: el dinero”.


Los ríos no se cuidan porque no se obtiene dinero de ellos. Es más fácil permitir todas las barbaridades, que sancionar a las empresas que vierten, a los ayuntamientos que no depuran sus aguas, a los furtivos que tienen padrinos, a las empresas que reducen los caudales ecológicos a mínimos irrisorios para lucrarse con las centrales hidroeléctricas, etc.

CARLOS JAVIER DÍEZ ALONSO cada vez que vuelve a Montuerto de Curueño, ve a su familia y amigos y se refleja en las aguas frescas y cantarinas de su río con las memorias de su niñez y juventud presentes. Recuerda mucho a su abuelo, “siempre me subía en su moto a las hoces del Curueño, me dejaba allí y él se volvía a Montuerto. Una hora más tarde  volvía a recogerme. Cuando él subía a buscarme,  nunca estaba en la carretera y tenía que ir por las hoces pitando con su moto para que yo le oyese y dejase de pescar”.



TINO EL DE MONTUERTO, así conocían al abuelo de Carlos Javier. Siempre le tiene presente.


Gracias CARLOS JAVIER DÍEZ ALONSO “Pescate”, por estar entre mis amigos de la pesca, aunque nunca hayamos hecho ni un solo lance juntos por los ríos de León y eso que “tú río de la vida”, el Curueño, es uno de mis favoritos, también y al que acudo asiduamente pero, ese día llegará más pronto que tarde.

Mis amigos de la pesca: JOSÉ Mª TAGARRO CASADO y su manual de moscas...

  JOSÉ Mª TAGARRO CASADO (Jose para los amigos) , maestro de la pesca a la leonesa y autor de su propio manual de montaje de moscas   Te...