LIBROS PUBLICADOS POR Eduardo García Carmona

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miércoles, 25 de diciembre de 2024

LA FREZA DE LA TRUCHA EN LOS RÍOS DE LEÓN…

La vigilancia será imprescindible para salvaguardar las puestas


La puesta de huevas está siendo una de las mejores en los últimos años

Los dos próximos meses serán clave para el éxito de las puestas

Llega el momento de mayor vigilancia

 


Texto y fotos: Eduardo García Carmona

 

Los ríos de montaña son mi debilidad desde que soy pescador de truchas. Son ríos muy vivos, cantarines y que presentan para el aficionado una belleza inusual, comparado con lo rutinario del trabajo diario y la gran ciudad.


Los ríos de montaña son diferentes a todo
. El paisaje, paisanaje, el aire, la naturaleza, son una maravilla. Los pulmones se ensanchan y es que el acto de aspirar y expulsar el aire se muestra pleno de sintonía agradable. Es otro aire, es otra vida, es el oxígeno y aunque en invierno es bueno abrigarse y no respirar sin protección, merece la pena ir a Babia o Riaño, a cualquier punto de, la montaña leonesa.


Otro tanto ocurre con las aguas puras y cristalinas que presentan los ríos de montaña, caso del Luna. Ese río Grande que baja por Huergas, Cabrillanes, Villasecino y se aproxima a Puente Orugo, lleva vida, mucha vida. Es aquí, en Puente Orugo donde el río Luna cobra identidad, en un principio,

aunque los múltiples ríos y arroyos que bajan de las cumbres próximas se encargan de darle importancia en cuanto a caudal se refiere pero, la aportación del río Torrestío que baja por San Emiliano, es importante, muy importante. 
Ese cuadro natural se incrementa cuando observamos las aguas del

río Luna. Allí, en la zona de Cabrillanes o en Villasecino, las truchas se encuentran alineadas frente a las rocas. En el coto de Villafeliz, otro tanto, especialmente en la zona de La Calderina y frente a las cuadras de Enrique (qepd). Se concentran a las salidas de los pozos, en las raseras y se nota. Son

manchas oscuras entre manchas blanquecinas. Las oscuras son las hembras y los machos agrupados para procrear revolotean en el cortejo. La grava blanquecina, las arenillas o canto rodado menudo que se forma por la erosión del agua y las rocas son las zonas favoritas para la danza de la vida. Me cuentan que hacía años que no se veían tantas truchas agrupadas para frezar en esta zona.


Otra tanto me cuentan de la zona de la montaña de Riaño
. Me hablan del río Yuso, a la altura de Portilla de la Reina. Me cuentan frezas increíbles en la zona de Barniedo o por encima de Boca de Huérfano. Son truchas de considerable peso. Seguro que son reproductoras que llegan del pantano de Riaño buscando aguas puras y cristalinas para dejar sus huevas.


Lo mismo ocurre en la otra vertiente, en la del Esla que, desde el valle de Riosol va creciendo y creciendo hasta convertirse en río con impronta cuando llega a La Uña, pasa Maraña y recibe la aportación de otro río emblemático de montaña: el Orza que baja por Vegacerneja. En uno y otro río, la freza ha sido o está siendo extraordinaria, como hacía años que no ocurría.


¿Y en la ribera?

Por Carrizo de la Ribera me apuntan que la freza en el río Órbigo está siendo fenomenal, especialmente en la zona de Villarroquel. Me dicen que el Omaña, incluso en la zona más baja, también, está teniendo grandes frezas por encima de la desembocadura en el Luna.


En El Castillo y Pandorado
este año el Omaña, además de bajar idóneo para procrear, está teniendo las mejores frezas de los últimos años. Por encima de Vegarienza y desde el puente donde caen las aguas del Omañón y el río del Valle Gordo, se ve una freza importante, aunque la mejor de todo el río se encuentra a la altura de las cuadras  de Manolo. Allí en agua es profunda pero, por encima y por debajo el Omaña presenta zonas idóneas para que la trucha desove.


Otro tanto ocurre en el Coto de La Omañuela, aunque a la importante freza aguas abajo del puente de La Omañuela, hay que sumar la que está por encima de lo prados posteriores de la iglesia de esta localidad, justo a unos cien o doscientos metros, por encima de la primera tabla de lo que era Tramo Libre Sin Muerte, hace unos años porque ahora todo lo libre es sin muerte.


La intuición de pescador me indica que la freza en el resto de los ríos de la provincia de León es muy parecida. El Duerna siempre las tiene muy buenas. El Eria, también. No digamos del Tuerto en Maragatería y Cepeda pero, El Bierzo, siempre es El Bierzo.

Burbia, Cúa, Valcarce, Selmo, Ancares o Sil, son ríos muy importantes y donde las frezas en los últimos años no han sido todo lo buenas que desean los pescadores.

Las circunstancias climatológicas han sido las ideales para que la freza sea buena. Los ríos bajan en condiciones espléndidas de agua para que “la reina” tenga zonas donde poner sus huevas con garantía de éxito.

Sólo resta que la climatología respete las puestas y que los humanos sean conscientes del tremendo daño que pueden hacer si maltratan  a la naturaleza.


Es el momento
donde el Servicio Territorial de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León y la Guardia Civil, con el Seprona, se pongan manos a la obra. Es el momento de vigilar y vigilar. Es el momento en el que la guardería de Medio Natural vigile el río, día y noche y especialmente en las madrugadas. Es el momento de “cuidar la viña”. Ahora, sí que no se puede tener desidia. Es el momento de la verdad para el futuro próximo de nuestros ríos.


El resto, hay que pedírselo a la naturaleza. Aunque parezca mentira, ¡que no llueva demasiado en los próximos días!

Si la nieve se mantiene en las cumbres, si los ríos no crecen demasiado, podemos casi garantizar que la salida de alevines para  marzo va a ser importante. Lo malo


es que llueva o que haga calor. El agua de la lluvia o el calor haría posible el deshielo y hay nieve en las cumbres. Esto significaría la crecida de los ríos y el arrastre de sedimentos y maleza que se llevarían consigo las puestas de las truchas o cegarían las zonas de puesta de las huevas, haciendo que se perdieran en su mayoría.


Esperemos que la madre naturaleza, que es sabia, respete este año las frezas y para cuando los alevines comiencen a juguetear en las aguas de los ríos leoneses, la mayoría se hayan salvado.


A finales de marzo o en abril
,  cuando comience la temporada truchera, sabremos lo que ha pasado. Ahora sólo esperar y, por qué no, rezar, para que las buenas frezas no se vayan río abajo.

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