Mis secas para verano
NO
ES MÁS FELIZ QUIEN MÁS TIENE, SINO QUIEN MENOS NECESITA…
Soberbia
frase aplicable a todo, incluida la pesca
Nuestros
chalecos soportan tanta “artillería” que parece que vamos a una “guerra”…
…cuando
sólo vamos a pescar y disfrutar
¡Quítate
peso de encima…!
Texto
y fotos: Eduardo García Carmona
Mis leonesas para verano
En
principio fue el varal, el bramante, la tanza y el anzuelo que era tosco y de
herrería, seguro que de Compludo en el Bierzo. Después, la moruca y el
saltipajo, que apunta Pedro Trapiello pero, vino después un siglo de ingenio y
plumas vestidos de seda, hilos y fiesta del brillo, siglo en el que quedó
consignado el célebre Manuscrito de Astorga, primer vademécum de la mosquería
volante y pescante. En principio fue el Manuscrito de Astorga y, ahora, los
“millones de manuscritos ideados por los millones de pescadores aficionados,
también al montaje”.
Mis ninfas para el verano
La
tradición de entonces se ha convertido en el negocio de ayer venido a menos hoy
porque, quien más quien menos “se monta la fiesta a su aire”. Vamos, el más
tonto de los pescadores en éste país, además de hacer moscas, hace hasta
“relojes”.
Así
nos luce el pelo porque si en principio fue el Manuscrito de Astorga, después
llegaron los de Luis Peña, Basurto, hasta llegar al libreto de Tagarro y otro
centenar de ellos.
Quedó todo tan claro que “el hacer moscas las hace cualquiera” pero moscas que pesquen, ¿cuantos?
Y
como en principio fueron los ríos con esos recodos y esos paisajes, en un principio
fueron los peces que llenaban sus aguas y ahora añoramos.
Con
tanto “principio”, el pescador que surgió después de “un principio”, el
pescador que sabe entender “la sopa de moscas”, aprende a escuchar y leer los
latidos de la vida y sus señales, se ha convertido en el principal “ingeniero
del montaje de artificiales para la pesca”.
Cuando aprendemos a leer lo que nos canta el aire y lo que se intuye emergen del agua, la pesca se convierte en MILAGRO visto en mil y una formas, colores y tamaños.
Nos
hemos convertido en los mejores INVENTORES en artilugios para pescar de ahí
que, en lugar de salir a pescar al río con los amigos, parezca que vamos “a la
guerra” con chalecos rellenos de “bombas de mil colores”, con plumas de gallos
que cantan por La Cándana y Sopeña, por Aviados y Campohermoso, por La Vecilla
y La Mata…
LA PLUMA DEL GALLO DE LEÓN es lo más importante para la confección de las moscas pero, claro, no es lo mismo que las haga yo que Granizo, Cirolín o Chematu, por poner unos nombres.
Importantísimo
es saber elegir los colores de la sedas y las plumas y eso, señores, no se
aprende un “los libretos”. Eso “se mama” saliendo al río a diario y fijándose
en lo que cae junto al humero o el espadañal y observando mucho a la
naturaleza. En el río, descubriremos que es lo que cae o sube, que es lo que
quieren comer nuestra amigas las truchas y lo que rehúsan.
El aire, más ahora que llega el verano, se preña como por impulsos. A sus horas previstas llegan las eclosiones y emerge la otra vida, la que alimenta a las truchas: saltonas, dípteros, efémeras, emergentes…
La
“fiesta ha comenzado” y en el río hay que ser oportunista. Hay que tener la
mosca adecuada en el momento adecuado y, como te descuides, las truchas no
comerán las tuyas. Fíjate en los pájaros porque están a todo lo que cae.
"La mosquería" volante es la más pescante, apuntan, pero no siempre es así. LA PRESENTACIÓN de la mosca artificial es lo más significativo. Otra cosa es que te pesquen o no las que hayas presentado pero, ¿en verdad hay que llevar tan importante ARSENAL DE MOSCAS Y MOSQUITOS al río?
No
me extrañas que estemos todos medio “jorobados” del peso y las malas posiciones
para pescar.
El caso es que con una caja y un par de docenas de moscas desde hoy hasta final de temporada es suficiente. QUÍTA PESO DE TU CHALECO que no vas a “la guerra”, vas al río a disfrutar en contacto con la naturaleza y los amigos.
“No
es más feliz quien más tiene, sino quien menos necesita” y por eso llevando las
moscas justas quitarás peso y dejarás de “volverte loco” mirando y mirando que
moscas vas a poner. Siempre pescan las mismas y no hace falta llevar ciento o
miles en diez, veinte o cuarenta cajas.
Disfruta y respeta la naturaleza pero disfruta sin sufrir y si te cansas, tírate bajo un salguero y observa la difícil doble condición que presenta un pescador y artesano. Observan lo que va por el río. Lo que hacen los pájaros. El sonido de la chorrera y no te líes pensando en realizar un catálogo de microfauna con alas, vestido de artificio deslumbrante. Se feliz.
Nota:
Después
de escribir éste artículo “voy ligero por los ríos”, pesco lo mismo o más y
perdí el “ansia” por querer ser el mejor de la pandilla.
Lo
importante es ser feliz y hacer que los demás lo sean.
Gracias.
Nos veremos por alguna orilla, junto a una chorrera, en la tablada o tumbados
bajo el salguero disfrutando de una jornada más de pesca que, ya ES MUCHO.
¿Para qué llevamos tanta artillería al rio? La mitad o más, SOBRA
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