LIBROS PUBLICADOS POR Eduardo García Carmona

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sábado, 13 de diciembre de 2025

Mis amigos de la pesca: PEDRO FERNÁNDEZ DE LA CONCHA, pescador de Pravia (Asturias) guía de pesca y montador de moscas…



PEDRO FERNÁNDEZ DE LA CONCHA
, pescador de Pravia (Asturias) guía de pesca y montador de moscas para salmón, reo y trucha…

 

Texto y fotos: Eduardo García Carmona y P.F.

 

PEDRO FERNÁNDEZ DE LA CONCHA es un praviano nacido un 20 de Agosto de 1966 a orillas del río Nalón a quien le resulta fácil y cómodo  hablar de pesca. Personalmente me resulta una persona próxima, amable, gentil, cariñosa, familiar y un padrazo.

Tiene rostro y semblante de felicidad, especialmente en las fotos con capturas. Sus ojos chispean, demostrando alegría inusitada aunque en otros casos nos muestran cansancio y fatiga.

Su sonrisa tiene complicidad con aire pícaro y su pelo, casi siempre alborotado, muestra al niño travieso que lleva dentro.

Todo ello le confieren un aire de nobleza especial que le hace ser amigo desinteresado y hermano en la ayuda hacia los demás. Vamos, es persona de gran corazón y por ello es apreciado y querido, no sólo en Pravia, si no allá donde va.


En el aspecto profesional no hace falta apuntar que es un “manitas”. Es un gran montador de moscas de salmón trucha y reo, que se inició en la pesca en 1972, a la edad de 6 años, yendo al río Narcea con su padre, gran pescador de mosca. En otras ocasiones le acompañaban su tío y su hermano.

Con trece años pescó su primer salmón, en un pozo llamado “La Negra”, ahora “El Desastre”.



Enseguida se dió cuenta de que la pesca era algo más que una afición y, como consecuencia comenzó a montar sus propias moscas con doce años. Primero, ahogadas para trucha, después, secas y, posteriormente, moscas de salmón, éstas últimas con la importante influencia de Belarmino Martínez, praviano amigo y vecino de su familia de quien, a su muerte, adquirió todos sus materiales a través de su hijo Luis lo que supuso el espaldarazo definitivo para afianzarse en el montaje de moscas de salmón y terminar encontrando su propio estilo de montaje.

Para De la Concha, la pesca en el río a diferencia de la pesca en el mar es una pesca más técnica y más específica con mayores exigencias para el pescador, sin menospreciar en absoluto la pesca de mar que también le apasiona, “sobre todo el sargo y la lubina”, apunta.


Asturias, dice Pedro,  “constituye un entorno privilegiado para la pesca tanto por su belleza como por su especial orografía destacando, por ejemplo, que es el lugar de retorno más lejano para los salmones y podría ser un importante recurso pero, no está lo suficientemente valorado. Las distintas administraciones han gestionado de forma errática tanto la conservación de las especies como la explotación de los ríos, sin saber conciliar los distintos intereses existentes en su entorno”.

Fernández de La Concha es pescador por encima de todo, y como tal no puedo decantarse por  ninguna pesca en particular. Para mí, apunta,  cada especie tiene su encanto. El salmón por su tamaño. El reo por su potencia. Y las truchas por su viveza”.

Aunque su río favorito es el Nalón, asegura que todos tienen algo especial.


Pedro asegura que, “antaño había mucho más desove natural en todos los ríos y considero que esto es clave para mantener el retorno de salmones. Las repoblaciones artificiales no parece que estén solucionando el problema. Aparte, influyen infinidad de causas: contaminación, poblaciones masivas de cormoranes, además de todas las dificultades que se ven obligados a sortear en sus migraciones”.


De La Concha está a favor de la celebración “El Campanu”, primer salmón del año de los ríos asturianos y sobre la venta de éste asegura que, “por lo que veo en Asturias, pese a su prohibición es una realidad que continúa vendiéndose. Si la normativa y los cupos son racionales y se respetasen, no tenía por qué causar un perjuicio irreparable al río”.

El reo, “príncipe del río” y la trucha, en Asturias ya no son lo que eran y dice, “nada es lo que era y desgraciadamente pienso que no volverá a ser. La degradación del medio ambiente es general y no exclusiva de la pesca y de los ríos. La evolución de este sector irá paralela a todo el medio natural, y todos sabemos el reto que supone eso a día de hoy".

La pesca a mosca seca  le parece apasionante porque va sobre cebada y la ninfa por la sensación de la picada.

Siempre había deseado salir a pescar a otros países, y por suerte, ha salido a pescar a Islandia, Noruega y Alaska. Le encantaría ir a la Patagonia y a Escocia.

Un lance inolvidable para PEDRO

FERNÁNDEZ DE LA CONCHA fue el que le dio el primer salmón de su vida, en marzo de 1980, y  otros compartidos con su padre y hermano Lalo.

Sobre el montaje de moscas de pesca, especialmente para salmón, asegura que comenzó a montarlas como una prolongación de su pasión por la pesca, aunque reconoce que con el tiempo se ha profesionalizado bastante. Ha sido autodidacta en el montaje de artificiales aunque “al adquirir el material de montaje de Belarmino, se me abrieron los ojos y aprendí mucho de su técnica. La mosca de salmón es lo más complicado del montaje de moscas artificiales y dentro del montaje de las moscas de salmón, es más complicado el de pluma clásica, que el de pelo”.

El salmón como “rey del río” que es,  no come, principalmente ataca y, tanto la cucharilla como la mosca son reclamos a los que responde. En el caso del cebo natural (quisquilla y meruco) además de la atracción, responde a un instinto de su época como alevín cuando se alimentaba de merucos y otros insectos en el río y de quisquillas en el mar.

Sobre la pluma de gallo de León, Limousine, cul de canard o fibra sintética, Pedro apunta que, “todas tienen su utilidad, pero la mejor para mí es la pluma de gallo de León”.


Gracias a PEDRO FERNÁNDEZ DE LA CONCHA, por estas lecciones que con humildad y mucha personalidad has brindado para conocimiento de futuras generaciones. De La Concha, un praviano al que me presentó mi estimado Zapa, Francisco J. Herrero Mediondo, que en paz esté.

viernes, 5 de diciembre de 2025

Mis amigos de la pesca: VICTORIANO CUERVO “El Turra”, pescador al "hierro" de Astorga (León)...



VICTORIANO CUERVO “El Turra”
un singular y único pescador de Astorga (León)...


Texto y fotos: Eduardo García Carmona y otros

 

VICTORIANO CUERVO, “El Turra”, así se le conocía en el mundillo de la pesca y pocos sabían el segundo apellido, (BARRIOS). Otra cosa es que el mote o sobrenombre de “El Turra” le viniese por otro motivo o aconteceres allá en su tierra, en Maragatería.


El diccionario de Real Academia de la Lengua Española apunta sobre la palabra TURRA:

1.- Especie de tomillo muy nocivo para el ganado.

2.- Tanga del juego del Chito.

3.- En latín turrar es tostar, asar, dorar al fuego.

Quizás esto último signifique el mote de Victoriano Cuervo, El Turra, porque se trataba de una persona curtida por el sol.


VICTORIANO CUERVO BARRIOS
, fue campeón de pesca en León en la modalidad de lance durante varios años pero no tengo información si en alguna ocasión acudió al campeonato de España.

El Turra manejaba la cucharilla como nunca he visto a otra persona hacerlo. Un empleado del Banco Central, Melchor, a quien me presentó mi compañero de pesca “Maelín el de Santa Olaja” y con quien pesqué en varias ocasiones en el río Tuerto en Astorga,  e incluso en el Esla, en Mansilla de las Mulas, no le andaba muy lejos en el manejo de la cucharilla.


El caso es que Victoriano parecía que había nacido con la caña corta y las cucharillas en las manos. Manejaba la caña de tal manera que donde ponía el ojo, ponía el hierro.

Recién llegado a Diario de León para cubrir la información de pesca, allá por 1982, se celebraba el campeonato provincial de pesca, en el río Porma coto de El Condado. Allí me presenté para cubrir la información con mi cámara de fotos en blanco y negro. Como Victoriano Cuervo Barrios era el vigente campeón de León y lo había sido en los últimos años, me dispuse a acompañar al pescador al tramo de río que le había tocado tras el sorteo. Una tabla hermosa a la altura de Secos del Porma en la zona conocida por “El Barquero”. Allí en su tiempo existía barca para llevar a la otra orilla a personas y ganado.


El tramo superior al que le había tocado al maragato estaba situado a la altura donde se divide en varios brazos el río Porma próximo por la otra orilla a Castrillo, donde había una piscifactoría. A VICTORIANO, le hubiese gustado más que en el sorteo le hubiese tocado éste tramo pero, hombre correcto y elegante, se conformó con lo que le vino en suerte que tampoco era malo. Tampoco tenía otro remedio.

No me puso impedimentos para que le fotografiase y le siguiese durante toda la jornada matinal.


Llevaba unas botas de pescar marca Águila de color verde botella con las cintas para ajustarlas al cinturón sueltas haciendo de colgajos laterales. Un chaleco y en su cabeza una gorra pero no una gorra cualquiera sino las que usaban los madrileños en “la verbena de la paloma”, aunque sin pañuelo al cuello.

Como me fijo en todo, comprobé que hacía algunos días que no se afeitaba. Quizás era costumbre.


Su cara se mostraba enjuta y curtida en mil batallas, con arrugas muy pronunciadas que le daban aspecto de bandolero andaluz. La tez oscura quemada por el sol. Su mirada se posaba con fijeza en los ojos contrarios con firmeza lo que demostraba nobleza y sinceridad. Sus manos toscas  labradas con mil durezas y callos. No, no eran las manos de un señorito eran las de un hombre del campo.


Con sus uñas ennegrecidas y los dedos toscos comenzó a montar la caña de cucharilla que no iba más allá del metro cincuenta. El carrete era un Sagarra 300, de color negro.

Me llamó la atención como confeccionaba el bajo de línea para introducir la cucharilla. Al final del sedal ponía un esmerillón sin alfiler. A continuación del esmerillón atado en la línea, ponía un codal del mismo hilo de unos 20 o 25 centímetros y ataba a éste la cucharilla. Lo normal era utilizar el esmerillón al final para después colocar la cucharilla.


Comenzó a pescar. Primero, lances cortos próximos a donde se encontraba situado en la orilla. Hacia arriba, al medio y hacia abajo. Las truchas fueron saliendo con una facilidad asombrosa, casi como el lance que efectuaba. Pocos lances fueron en vano parecía increíble, tirada y trucha.


Observaba que todas las truchas venían mordidas por uno de los tres anzuelos de la potera y clavadas en el cartílago del morro como ocurre en la pesca a la leonesa o a seca. La cucharilla era de pala larga del nº 3 marca Evia color dorado sin manchas.


Le pregunté, ¿es posible trabar las truchas por un único anzuelo si la cucharilla lleva tres?

Me dijo:

-        Muy fácil. Las veo venir e intuyo el momento de cuándo debo trabarlas.

No daba crédito a lo que me decía y por eso le manifesté mi incredulidad.


¡Pero hombre no me engañe después lo tengo que contar!
Le dije.

Muy amable El Turra me contestó:

-        Voy a hacer unos lances largos a mitad del río y le aviso cuando me vaya  a morder la trucha la cucharilla.


Lanzó la cucharilla unos 30 metros aguas arriba de la tabla de El Barquero y según recogía el sedal giraba la muñeca a un lado y otro haciendo moverse el puntero de la caña que, para más asombro, no la tenía pegada al agua si no levantada y de pronto:

-        ¡Ahora, ahora…! Y zas truchón que sacó.

Otra vez quedé perplejo.

Pero, Don Victoriano, ¿es posible que las vea pero, cómo es posible que vengan siempre mordidas por un solo anzuelo?


Él me dijo:

-        No se cómo explicarlo pero las veo o las siento llegar a la cucharilla, incluso con el agua turbia.

Ni que decir tiene que VICTORIANO CUERVO, El Turra, el pescador de Astorga, volvió a proclamarse, otro año más, campeón de León.


Antes de abandonar el tramo de Secos del Porma El Turra me quiso hacer una demostración de su manejo con la cucharilla.

Se quitó la gorra. Me la dio solicitándome que la lanzase al aire lo más lejos que pudiese.

Cogí aquella gorra madrileña, aunque seguro que comprada en la tienda de algún maragato, y la lancé  a la “remanguillé” en la pradera de Secos cayendo al verde después de un vuelo de unos veintitantos metros, más o menos.


VICTORIANO CUERVO BARRIOS, “El Turra”
, poniendo el pie derecho por delante armó su caña y también a “la remanguillé” con un giro de su muñeca lanzó la cucharilla por el aire hasta alojarse en su propia gorra.

¡Impresionante! No me lo creía.

La cucharilla con tres anzuelos ha desaparecido de la competición utilizándose la de un solo anzuelo y sin muerte.


Este ejemplo de El Turra trabando las truchas a cucharilla por el labio, y en un solo anzuelo sirve para demostrar que un buen pescador de cebo natural también sabría trabar las truchas por el labio en lugar de dejar tragar el anzuelo hasta el estómago o el fondo de la boca pero eso es otro cantar y por eso está prohibido el cebo en competición.


VICTORIANO CUERVO BARRIOS “El Turra”
nos legó su herencia a quienes pudimos disfrutarle en vida porque se fue de éste mundo con el comienzo del nuevo siglo XXI (DEP) y allí dónde se encuentre estará satisfecho de que en León sea recordado por su saber manejar éste arte de pesca.

Gracias Turra.

lunes, 1 de diciembre de 2025

La pareja LARA-LLUCH campeones en Valencia...



FERNANDO LARA Y NANDO LLUCH, campeones del VI Máster por parejas de la ZPA VILLAMARXANT-BENAGUASIL. Trofeo Diputación de Valencia

José M. del Valle y Pepeis, segundos. Terceros, Óscar Buil y Jorge Benito

Pieza mayor, un ejemplar de 62 cms. capturado por CARLOS CAPELA

 

Texto y Fotos: Eduardo García Carmona y organización

 

El VI Máster ha sido un rotundo éxito en el que se han conseguido 2.050 piezas entre todas las parejas participantes durante las dos jornadas de pesca celebradas.

La organización ha corrido a cargo del club de Pescadores Alaquás y su grupo deportivo con el apoyo de las fundaciones civiles, Chlonia y Trinidad Alfonso y la imprescindible colaboración de ayuntamiento de Villamarxant, Diputación de Valencia y la Comunidad Autónoma.


FERNANDO LARA Y NANDO LLUCH, han sido los campeones del VI Máster por parejas de la ZPA VILLAMARXANT-BENAGUASIL. Segundos, José M. del Valle y Pepeis. Terceros, Óscar Buil y Jorge Benito.



Pieza mayor, un ejemplar de 62 cms. capturado por CARLOS CAPELA

sábado, 29 de noviembre de 2025

Mis amigos de la pesca: VICENTE PRIETO GARCÍA, pescador, pescadero y hostelero en la calle de la Rúa de León



Un pescador, VICENTE PRIETO GARCÍA, que fue pescadero y hostelero en la calle de la Rúa de León

 

Texto Y fotos: Eduardo García Carmona

 

Entre “mis amigos de la pesca” quiero recordar a uno de manera especial, VICENTE PRIETO GARCÍA, industrial hostelero en la calle de la Rúa de León, próximo a la pescadería que regentó durante muchos años hasta que el fuego y las llamas quisieron arruinar el negocio que regentaba junto a tu esposa, Milagros San Francisco, “Mila”. Los dos han abandonado este mundo hace unos años, DEP.

Ambos fuisteis la alegría de la calle de la Rúa, la alegría de “la era” de Las Salas, la alegría  de la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús de la que era costalero por amor a la tradición y el significado de la Semana Santa Leonesa porque, Vicente, era un ser que pertenecía a León, cuyo símbolo llevaba en lo más hondo de su corazón.

Estuve unos años fuera, en las islas Canarias y no pude estar próximo a Vicente en la recta final de su vida  pero, el alejamiento físico siempre se compensaba  con las visitas periódicas cuando llegaba desde Canarias a León para asistir a la Semana Internacional de la Trucha. Qué manera de dar la hebra y siempre
detrás de la barra con ese humor único que tenías, amigo. Siempre que te recuerdo lo hago viendo las ganas de pescar y vivir gozando en plena naturaleza que tenías y que ambos disfrutamos en Las Salas. Te recuerdo pescando pero, te recuerdo como persona alegre y jovial, amigo de los amigos, pendiente siempre de los demás y  ayudar, algo que te enseñaron desde niño, niño que tuvo que abrirse camino en los difíciles años cincuenta por las calles de aquel León de antes. Vicente se graduó en la mejor universidad del mundo, la universidad de la vida y la amistad, del amor, de la alegría, la de ser persona y amigo.

Aquellos años en la pradera de Las Salas eras nuestra mejor compañía, me refiero a Juan Moreno Tascón y yo, “Juan y yo” como cariñosamente nos llamabais, incluyendo a Manuela. El “Juan y yo” era lo reflejado al escribir mis crónicas en las páginas de pesca de Diario de León. Escribía de “la semana del padre” que terminó siendo el mes de la familia porque allí terminamos todos, años después, con nuestras esposas, niños y amigos.

Cuántos recuerdos, Vicente.

Aquellas parrafadas junto a la hoguera y frente a un buen puchero de orujo. Era tú “queimada de Las Salas” a la que dabas tu toque de sabor con la leña de la hoguera apagando en el “caldo” un tizón de leña encendido. Aquellos cánticos junto a la roca que nos cobijaba. Que bien cantabas condenado. Aquellas “judiadas” que realizábamos amparándonos en la noche y que muy pocos conocen, ni conocerán. Por cierto, el susto que me diste junto al puente de Las Salas cuando al sereno estaba pescando y llevaba muchas truchas, bastantes más del cupo y eso que eran doce o catorce pero, estaba tan centrado tirando las moscas y arrastrando truchas constantemente que, cuando en la penumbra de la noche me diste el grito ¡qué hace usted ahí…! me  temblaron “las canillas” y el corazón se me puso a 360 Km/h y cuando reaccioné casi te llevo para el otro mundo. Te llamé de todo.

Aquella fábrica de "salazones y ahumados" en la era del pueblo con nuestros hijos maravillados y atizando el fuego con ramas verdes para que soltase más humo. Nisio y sus cucharas de palo. Las fresas salvajes que apañábamos cuando hacíamos limpieza del reguero de la fuente. Son tantos y tantos recuerdos, momentos de amistad y alegría los vividos que, a pesar de que te fuiste a muy temprana edad, 68 años, parece que fue ayer y fue en 2017.

Fuimos amigos y compañeros de pesca y continuaremos  siéndolo aunque tú estés en el más allá ahora. Algún día volveremos a reencontrarnos aunque espero sea más tarde que temprano. Nuestros hijos fueron “una única familia de verano”, eran como hermanos: Vicentín, María, Angelín, tus sobrinos, Monse y Antonio (DEP), mis hijos, Eduardo y Noemí, los de Serafín y Enedina, David y Sonia, del Bar Las Pintas de Las Salas  y otros niños que se aglutinaban a tu lado porque eras un líder y el que les daba marcha. Manuelina, Solutor el cura, Geli (DEP), Raúl y Elena, del Bar El Jaido. Tus cuñados Tere y Antonio Adán; Antonio San Francisco y Pili; El Pelao y Loli, de quienes pocas noticias he vuelto a tener.

Siempre, hiciese frío o calor, estabas feliz y lo demostrabas vistiendo aquellos pantalones vaqueros recortados, camisa caqui remangada y dos o tres botones abiertos enseñando pelo. Vivías para los demás y los demás te recordamos con mucho cariño porque si alguna vez no fuiste “bueno” lo eras contigo mismo.

Ahora en el recuerdo entre mis amigos de la pesca te estoy viendo con tus pantalones cortos y zapatillas organizando excursiones al muro del pantano y los pueblos de alrededor. Con especial cariño recuerdo una excusión realizada caminando por la ruta antigua de Las Salas a Lois con carretera de tierra. Queríamos llegar para ver la catedral de la montaña y beber de aquella fuente maravillosa próxima a la “casa del humo” y la cátedra de latín. Aquella otra marcha por la maltrecha calzada romana desde Las Salas a Remolina, un lugar precioso que preside el embalse de Riaño, pueblo al que llegamos surcando el río del mismo nombre que bajaba desde la fuentes del pueblo, un lugar con casonas impresionantes y paisaje de ensueño.

Aquellas noches de “parranda” en el antiguo bar-tienda Las Pintas, donde Serafín y Enedina nos acogían como si fuésemos de la familia. Las risas que pasábamos con Manuela y su inocencia. En aquel pequeño escenario que no era otra cosa que un altillo de madera. Te colocabas a cantar tú y otras veces, Roberto, un empleado de Sabugo. Él sentado con la guitarra en una silla y tú cantando. Los que estábamos enfrente no parábamos de reírnos y la inocente de Manuela no sabía por qué. Era “un güevo peludo” que se le había escorado al guitarrista por el pantalón vaquero recortado y sin calzoncillo. Cuando se lo dijimos a Manuela, las risas llegaron hasta Riaño y no paraba de gritar “madre, madre, madre santísima…”

Las sesiones de cante flamenco junto a la hoguera con “la peñona” que hacía de refugio y altavoz para los del pueblo que terminaban bajando a la era a disfrutar con nosotros y de nuestra queimada.

Y aquel viaje con el que nos dejaste a todos asustados junto con tus hijos Vicente y Gelo cruzando montañas desde la cuenca del Porma a la del Esla, durmiendo en plena naturaleza dos noches seguidas con lobos aullando, con las estrellas y la Luna iluminando el entorno natural.

Eras un gran amante de la naturaleza y la pesca algo que inculcaste a tu familia desde siempre.

En la pesca te faltaba tiempo para aleccionarme con tus sabidurías y conocimientos del arte del mosquito ahogado, ahora conocido como pesca a la leonesa. Gracias a ti y a tu cuñado, Antonio San

Francisco, conseguí confeccionar mi primera mosca ahogada en la misma orilla del río Esla. Era una mosca negra con pluma blanca (hormiga de ala blanca) con la que, pese a estar muy mal confeccionada, conseguí mi primera trucha con una mosca adobada por mí. Días después me acerqué hasta tú pescadería en la calle de La Rúa y me llevaste a la tienda de Toña en avenida de Padre Isla y a la de Ubaldo en pleno barrio húmedo. Compré tantos hilos que 50 años después aun continúo haciendo las moscas con aquellas sedas.

Como pescador te codeabas, querido Vicente, con lo mejor de tierras leonesas. Recuerdo a
Julito, el de La Más Bonita (DEP), a Sabugo, Roberto Morán “El Viru” entre otros. Eras muy fino y conocías los ríos como pocos. Especialmente el río Esla en su paso desde lo que eran las obras de la compuerta del pantano, hasta el puente de Las Salas. Qué cantidad de truchas pescábamos pero, sobre todo tú que conocías cada rincón donde lanzar, algo que me quedó grabado en la mente y pude demostrarlo, en tu honor, varios años después. La zona del Escudiello era nuestra favorita antes de que se cerrase la compuerta del pantano, claro. Qué tiempos, estimado Prieto García. Ahora, no se puede acercar uno ni a la orilla especialmente de junio a setiembre. Por nostalgia de aquellos días, intenté pescar el tramo años después y lo cierto es que me asustaba sólo con ver como bajaba el río de caudal en pleno verano. Ni en los peores inviernos lo había visto tan bravo.



Con mi mayor cariño y recuerdo para VICENTE PRIETO GARCÍA, el “pescadero y hostelero de La Rúa” que nos dejó huérfanos pero con el que continuaré pescando, bebiendo, brindando, cantando y celebrando, todo lo que haya que celebrar en su memoria.

Mis amigos de la pesca: PEDRO FERNÁNDEZ DE LA CONCHA, pescador de Pravia (Asturias) guía de pesca y montador de moscas…

PEDRO FERNÁNDEZ DE LA CONCHA , pescador de Pravia (Asturias) guía de pesca y montador de moscas para salmón, reo y trucha…   Texto y fot...