Un ribereño del Curueño, nacido por casualidad en Valladolid, recuerda “su río” como la maravilla que fue
Autodidacta
en el montaje de moscas para la pesca tiene su propio blog:
https://wwwmoscasdepescate.blogspot.com
Su
abuelo, “Tino el de Montuerto”, siempre
estará con él, su río y las montañas de su tierra leonesa
El
ciclismo es otra de sus grandes pasiones
Texto:
E. García Carmona. Fotos: Carlos J. Díez
El Curueño en invierno
En Pescarmona recuperamos una entrevista
realizada hace diez años con uno de los pescadores más emblemáticos de la
m
ontaña de Curueño.
CARLOS
JAVIER DIEZ ALONSO está próximo al medio siglo de vida e historias de pesca y
montaje. Nació en Valladolid porque el azar así lo dispuso. Sus padres estaban
allí, temporalmente. Con un año de edad el pequeño Carlos con sus progenitores
volvieron a su tierra, a León, donde ha vivido hasta que el destino y el
trabajo le llevaron a tierras de Castellón, en la Comunidad Valenciana.
Por supuesto, Carlos Javier Diez (Carlos J.) es un leonés hasta la médula, pese a ser pucelano de nacencia. No es un leonés cualquiera, es un leonés de la montaña de Montuerto de Curueño, una zona que lleva muy dentro. De allí eran sus abuelos maternos y allí vuelve cada año donde, en ocasiones, le he podido ver y saludar.
Criándose
a orillas de uno de los mejores ríos trucheros de España, EL CURUEÑO, no es de
extrañar que, además de pescar, pronto sintiese la inclinación de confeccionar,
artesanalmente, sus propias moscas de pesca.
A
montar ahogadas le enseñó su padre cuando tenía 11 años, más o menos. Se
considera un autodidacta pues, poco a poco, él solito, fue mejorando su
técnica. A los 15 años se inició en el arte de montar moscas secas por cuenta
propia y sin ayuda.
La afición por la pesca le vino siendo aún un “chavalin”, cuando junto a otros niños del pueblo se acercaban al Curueño a por truchitas, pero cogiéndolas a mano. Hoy le da apuro reconocer esto, aunque era algo normal hacerlo en aquellos años.
Los
primeros recuerdos, pescando a caña son con su padre, fue en el río Torío, con
apenas 11 años, pescando en el tramo de Pedrún de Torío. Siempre pescaba a
ahogada o pesca a la leonesa.
Carlos J. nos cuenta:
“Hoy en día pesco a
seca pero nunca me olvido de la ahogada de forma que, cuando voy a pescar,
siempre llevo las dos cañas y siempre pesco un rato a seca y otro a ahogada. No
hay que olvidarse de las raíces y la ahogada son las mías en la pesca.
Mi río es el Curueño,
tan castigado y maltratado pero, año tras año, siempre levanta cabeza.
Por haberme criado en
Montuerto, tengo especial predilección por los ríos de montaña, estrechos y
torrentosos y cuanto más enmarañados mejor. Si puedo elegir siempre huyo de los
tramos medios y bajos de un río.
Carlos J. con un grupo de amigos
Fuera de León existe,
para mí, un pequeño río muy inaccesible donde no me he encontrado nunca con
nadie y cuyo nombre me lo guardo para que siga escondido y preservado.
Como en la película de
Brad Pitt, “El rio de la vida”, el Curueño es para mí el río de mí vida.
Supongo que, como todo el mundo, recuerdo la primera trucha. La mía fue en la entrada de las hoces del Curueño, el primer día de pesca de lo que fue mi primera temporada
truchera. Con 11 años y mis propias moscas, aquellas no muy bien hechas todavía – se ríe-. Fue en una corriente y la clavé a un pardón. Recuerdo que tenía sólo un centímetro por encima de la medida mínima pero, por ser la primera que engañé con mis propias moscas, sentía pena y la devolví al río, creyendo que sacaría alguna otra para llevar a casa. Ese día no saqué ninguna más, así que me fui de vacío a casa, pero muy contento.
Moscas de Carlos J. (Pescate)
Cuando pienso en los
ríos de antaño, evidentemente, me vienen a la cabeza recuerdos, lo mismo que a
todo el mundo pero, sobre todo, que
había montones de trucha por todos lados”.
CARLOS
JAVIER DÍEZ ALONSO, tiene muchos recuerdos especialmente del río de su vida, el
Curueño pero, ante todo es un “poeta del silencio y la vida en plena
naturaleza”
“Lo primero que me
viene a la mente es el recuerdo del silencio en el río, con el sólo cantar de
pájaros y el murmullo del agua. Es
curioso pero yendo a pescar a diario, Leonesas de Pescate
pasaban semanas y no me encontraba con
ningún pescador en el río. Si querías charlar con alguien, no lo encontrabas.
Los fines de semana si había más pescadores.
Ahora todos sabemos
“las romerías” que se organizan los fines de semana en nuestros ríos. Por este
motivo, hace años que no salgo a pescar en fin de semana. Mi esposa me lo
agradece, aunque no lo reconozca- se vuelve a reír-.
Echo de menos esa
soledad en el río. Tanto, que durante mucho tiempo mi mejor compañero de pesca
fui yo mismo, pues mi padre dejó de pescar.
Hoy en día, aunque voy
sólo al río, la mitad de las veces me gusta pescar con Cali, un compañero de
Zamora, o con Arturo, un valenciano.
Trucha del Curueño
Jamás he competido y no
lo haré. Precisamente, por eso de la soledad. No me gusta que me estén mirando
mientras pesco. Tampoco veo nada
negativo en la gente que compite. Quizás existe un aire de elitismo en algunos
competidores pero eso, también, lo he visto en otros que no compiten, así que
no es algo achacable a ellos solos.
La trucha en León la
veo como a la Semana internacional, que debería eliminar el adjetivo de
internacional porque cada vez acuden menos extranjeros. Antes la Semana era un
espejo para que los ríos leoneses se conocieran en todo el mundo y todos nos
envidiasen. Hoy, ese espejo parece que vuelve a reflejar aquellos años de
abundancia en León. Estamos en claro ascenso poblacional y la calidad de los
peces cada año es mejor gracias a los años que se lleva con la nueva Ley de
Pesca en la CCAA. Ojo, tenemos que estar atentos porque la regresión de pesca,
año tras año, puede cambiar.
Cada problema aporta su granito de arena para que el vaso de desborde: furtivismo, vertidos, mala gestión, presas, cormoranes, etc. Como dice el refrán: “entre todos la mataron y ella sola se murió”.
Al final el problema de
los ríos de León, igual que los de la mayoría de España, se reduce a una sola
cosa: el dinero.
Los ríos no se cuidan lo
suficiente porque no se obtiene dinero de ellos. Es más fácil permitir todas
las barbaridades en los ríos, que sancionar a las empresas que vierten, a los
ayuntamientos que no depuran sus aguas, a los furtivos que tienen padrinos, a
las empresas que reducen los caudales ecológicos a mínimos irrisorios para
lucrarse con las centrales hidroeléctricas, etc.”
Río Curueño en Tolibia
Carlos
Javier siente añoranza de su tierra y ha vuelto a vivir aquellos pasajes que,
ahora en Castellón, no los tiene tan presentes, aunque cada verano vuelva a
Montuerto de Curueño, vea a su familia y amigos y se refresque en las aguas
cantarinas de su río con las memorias de su niñez y juventud.
Nos
cuenta que se acuerda de que su abuelo, “siempre
me subía en su moto a las hoces del Curueño, me dejaba allí y él se volvía a
Montuerto. Una hora más tarde volvía a
recogerme. Cuando él subía a buscarme,
nunca estaba en la carretera y tenía que ir por las hoces “pitando” con
su moto para que yo le oyese y dejase de pescar”.
Carlos J. quiere que sus moscas y el perfil-entrevista, sirvan como homenaje a su abuelo, Tino el de Montuerto, al que siempre tiene presente.
Nuestro protagonista conoce los ríos de media España y parte del extranjero, especialmente, de Eslovenia donde ha disfrutado pescando en el río Baca, Sava y Radovna pero, siempre termina apostando por los de León, especialmente por el Curueño “el río de su vida”.
El ciclismo es otra de sus grandes pasiones y aficiones algo que practica casi a diario y que no olvida ni de vacaciones donde es fácil encontrarle por las carreteras próximas al río Curueño, Torío y Bernesga, subiendo y bajando montañas.
Carlos
posee un Blog de pesca donde incluye todo un muestrario de sus creaciones de
moscas secas y ahogadas o leonesas con
muchísimos seguidores:
http://wwwmoscasdepescate.blogspot.comGallos de pluma de León pardos
Precioso reportaje de un gran pescador-montado.
ResponderEliminarMe alegraría que su ejemplo sea una leccion para todos; pero especialmente para la juventud y nuevas generaciones.
El amor a su Río Curueño....a quien le enseñó...su abuelo (Tino el de Montuerto) ....ese cariño especial por todo lo que en su memoria fluye y se conserva que no podría pasar sin esos recuerdos maravillosos.
Le deseo muchos mas años en este Deporte y en el montaje de moscas
preciosas maravillas de cuidada confección.
Un abrazo amigo