Mis amigos de la pesca: ENRIQUE RAMOS PLAZA, “Kike Sabugo”...

 

ENRIQUE RAMOS PLAZA, “Kike Sabugo” un todo terreno con una fuerza increíble en el río

Auténtico fenómeno en el arte de pescar a cualquier arte y contar historias

 

Texto y fotos: Eduardo García Carmona

 

ENRIQUE RAMOS PLAZA, Kike Sabugo o “el bugui” para otros, es un fenómeno de la pesca con unas facultades físicas que metido en los setenta parece un auténtico chaval con el pelo canoso, casi blanco. Nada se le pone por delante porque, además de sus conocimientos para leer las aguas, que son muchos, se une el poderío físico y su estatura.

Monitor en el Aula del Río

ENRIQUE nació en Gijón (Asturias) de donde proviene toda su familia. Desde pequeño se asentó con sus padres y hermanos en León y bien se puede decir que es un leonés como “la copa de un pino”, aunque no reniega de su tierrina.

Una empresa en el Barrio Húmedo, Confecciones Sabugo, fue el negocio familiar que atendían los tres hermanos hasta que llegó el momento de “la separación”. Enrique y su esposa Pilar, continuaron en el Húmedo con su establecimiento que, como una gran mayoría, tuvo que cerrar después de muchos años al servicio de León.

Quién no conoce en León el eslogan: “camisas como las de Sabugo, jamás en León las hubo”.

Curiosamente, a Sabugo le conocí en el mundo del baloncesto donde jugaba en tercera división en el equipo de la Casa de Galicia de León, con Paco, Fredi, Félix, Albino y cía. Qué tiempos.

Cuando en León se formó el equipo de baloncesto “Los Plumillas”, con Joaquín Nieves, Del Real y quien esto escribe como mentores, le repescamos para el deporte que amó toda su vida. Fue un refuerzo impresionante junto a los anteriormente mencionados de aquel equipo de la Casa de Galicia. Hicimos un equipazo con  el que ganamos varios años la liga provincial, renunciando siempre al ascenso a tercera.

Semana I. de la Trucha de León 1980

Un año, en las fiestas de San Antolín de Palencia, la organización nos invitó a jugar frente al Baloncesto Palencia, equipo recién ascendido a segunda división. Antes de que jugasen la final del Trofeo Ciudad de Palencia entre la CIBONA y el ALL STAR, nos tocó

debutar a nosotros. Lo que no esperaban en Palencia era ver a un equipo como el nuestro que, reforzado con los hermanos Herrera y Calderón, tres piezas fundamentales en C.B. Elosúa León, y gracias a Pepe Estrada que era nuestro entrenador, les dimos un “repasito” y cuando a mí, como capitán, me tocaba recoger el trofeo, pude comprobar que ponía el nombre del C.B. Palencia. Se quedaron “planchados”. Se creían que nos iban a ganar y tuvieron que enviarnos otra placa.

En el Open de Santa Marina con el alcalde

El baloncesto y la amistad de los primeros años 80, hizo posible que realizásemos algunas jornadas de pesca juntos. Admiraba su poderío en el río y era prácticamente imposible seguirle. Un día en Rioseco de Tapia, en el chalet que tenía la familia de Paco el hijo del dueño del bar Argentino en León, decidimos pescar los dos. Hicimos un buen acopio de

truchas, y las cenamos después en armonía y tras un baño nocturno en la piscina. La mala suerte fue que, a última hora cuando ya casi no se veía, soltaron agua y con las botas cortas, aquellas que llegaban hasta la cintura, me resultaba imposible poder cruzar. Ni corto, ni perezoso, Kike me dió su caña y la cesta, me subió “a caballo” y conmigo encima y la tirantez del agua, creí que acabaríamos los dos en Carrizo de La Ribera. Afortunadamente no fue así. Kike tenía fuerza para eso y más. “Qué bestia”, en el buen sentido.

Tuvimos varias jornadas más en el coto de Gradefes y en el de Quintana de Rueda. Aquí comenzaba quien esto escribe a pescar a cola de rata. Las de lecciones de “Bugui”, me hicieron perfeccionar algo más el lance. 

En competiciones oficiales Sabugo siempre estaba entre los elegidos, ganado varios campeonatos

provinciales y autonómicos. También participó, en campeonatos de España y en los campeonatos del mundo. A destacar que cuando no se clasificaba un año en León, donde había mucha calidad en los participantes, cambiaba de federación y se clasificaba por alguna otra autonomía. Sólo quería ganar y ganar. Así en competiciones abiertas, másters, o simplemente en pachangas. Siempre era de los del pódium: Semana Internacional de la Trucha de León, que ganó dos veces, Máster de Campeones de Cantabria…

En lo único “que patinaba” era en la confección de moscas. Normal teniendo a su íntimo amigo, Luis Mª Fernández Luengo, que se las preparaba con gran maestría.

Otra gran cualidad de Kike Sabugo es la amistad y la palabra. Cuando te daba la amistad, era para toda la vida. Lo de la “palabra”, era, y es, una “locura”. Habla más que yo y ya es decir. Lo mejor es que cuando se pone a contar chistes, no paraba tampoco. Tiene un gracejo que para sí lo quisieran algunos humoristas.

Cuatro de los grandes de León en pesca

Un día, paseando con mi esposa Begoña por el Húmedo, frente al bar “Infierno”, el bar de Mundi, me lo encontré sentado en la terraza. Comencé a hablar de pesca con él y, menos mal que me rescató “mi asturiana” porque, si no, seguro que todavía continuábamos. Era un sinfín de conocimientos.

En otra ocasión, y junto con otros ocho o diez amigos, salimos de pesca de cangrejos autóctonos por la noche. Acabamos en tierras palentinas. Cerrando en círculo los coches, organizamos una buena cena mientras los reteles los

teníamos en el río. Nos pusimos las botas de “material” que era para una merienda. Si nos llega a pillar la guardería acabamos “entre rejas”. Los cangrejos autóctonos era difícil acabar con ellos, había muchos crustáceos en ríos, arroyos y canales de riego en aquella zona. Lo que acabó con ellos no fueron los pescadores, fue la “afanomicosis” o peste del cangrejo. Una pena.

Con Luengo tuvieron una buena anécdota pescando cangrejos. Decidieron ir a pescar al Porma pero, truchas y sin permiso. Cuando estaban en lo mejor, sintieron que se acercaba Alberto, el guarda que montaba a caballo y, casi “volando” salieron del río, acercándose al coche que lo tenía en la orilla.

Sacaron una lona que llevaban siempre para protegerse del sol en las comidas, la extendieron por encima del coche y se metieron dentro simulando ser “una pareja” en su mejor momento, con sonidos y suspiros por medio. Alberto, ni se paró a comprobar si era lo que buscaba. Me imagino que por vergüenza.

Como ésta, varias más pero algunas no se deben contar.

ENRIQUE RAMOS PLAZA “Kike Sabugo”, es una persona entrañable y querida por todos los que le conocen, servicial, trabajador y una gran persona.