MIGUEL ÁNGEL SÁNCHEZ URBISTONDO, un cántabro de Ruente, lugar donde dominaron “Las Anjanas” brujas que hacían posible que La Fuentona se secara...
Es un montador extraordinario de moscas para la pesca y
virtuales o realistas
Texto fotos: Eduardo García Carmona
MIGUEL ÁNGEL SÁNCHEZ URBISTONDO, es un cántabro nacido por circunstancias en Torrelavega un 13 de febrero de 1970 pero, que se crio en Ruente, lugar donde dominaron “Las Anjanas” especies de brujas que hacían posible que La Fuentona se secara cada cierto tiempo.
La localidad de Ruente es un pueblo de ensueño donde el río, con el nacimiento a pocos metros de núcleo urbano, forma una corriente de agua en pocos metros que parece increíble que se convierta en un río caudaloso. Así es La Fuentona.
Miguel, además de pescador, es un montador extraordinario de moscas para la pesca y virtuales o realistas y ha sido distinguido en Estados Unidos donde una de sus colecciones de moscas realistas forma parte del museo de arte virtual o realista, CASTKILL FLY FISHING CENTER MUSEUM, en Livinstone, uno de los más importantes del mundo.
Ha vivido a caballo entre Cabezón de la Sal y Ruente, donde actualmente reside y es uno de los montadores de moscas para la pesca más solicitados, especialmente, en el norte de España.
Sus conocimientos entomológicos de los ríos de la cornisa cantábrica y de la meseta, hacen posible que sus moscas sean las favoritas de muchos pescadores, especialmente de competición y de las pintonas.
En
los últimos años Urbistondo ha dejado de confeccionar las virtuales por falta
de tiempo y es que realizar una mosca realista no es fácil y lleva muchas horas
para conseguir el perfeccionamiento ideal.
Con MIGUEL ÁNGEL SÁNCHEZ URBISTONDO he disfrutado varios años en el Máster de Campeones de Cantabria, después, Máster de Campeones del Cares en Asturias que, también, se denominó como encuentro de pesca. Urbistondo hacía de jefe de la guardería del máster y pude ser testigo de su calidad humana, atención y amabilidad con todos los pescadores llegados de toda España. Un crack como persona con unos conocimientos de la pesca y la naturaleza como pocos he conocido.
Con Miguel Ángel, Zapa y Juan Carlos disfruté dos jornadas de pesca inolvidables en tierras cántabras. Les relato algo de lo vivido entonces que no se olvidará nunca porque, “Cantabria es infinita” como reza en el eslogan publicitario y, si estar en Babia (León) es como “ganar la gloria” evadiendo la mente y cansando el músculo, el entrar en el Valle de Cabuérniga y besar el Parque Natural Saja-Besaya es algo similar, cuanto menos.
Hacía tiempo que estaba invitado a tener una incursión de pesca en tierras cántabras pero no encontraba la oportunidad pese a las invitaciones de mi estimado Francisco J. Herrero Mendiondo “Zapa” (Q.E.P.D), como así le gustaba que le conociesen. En su propio hogar nos acogió a mi compañero de aventura, el leonés, JUAN CARLOS MÉNDEZ, buen pescador y montador de moscas para la pesca, y a mí.
El centro de operaciones estaba en la localidad de Ampuero, famosa por muchas cosas pero, para los pescadores, recordada siempre con cariño porque allí nació el MASTER DE CAMPEONES de pesca a orillas del río Asón, con el Vallino atravesando la localidad.
Aunque
la distancia desde Ampuero a Bárcena Mayor era considerable, lo importante era
estar con nuestro amigo, ZAPA, y disfrutar de su amistad, aunque no pudiese
acompañarnos a pescar.
Para
llegar a Ruente desde Cabezón de la Sal, el asfalto de la autovía se convierte en
verdor de praderías y cánticos de agua con una vida natural envidiable. En
Ruente nos esperaba otro pescador amigo, MIGUEL Á. SÁNCHEZ URBISTONDO, montador
de moscas realistas, con raíces en toda la zona. Miguel, hizo de “cicerone”
explicándonos dónde teníamos que ir y dónde pescar. El cómo hacerlo, dependería
de nosotros.
Antes, y después de tomarnos un café en Ruente, MIGUEL quiso mostrar todo el encanto de su pueblo, del que se muestra muy orgulloso.
Primero, nos mostró el río La Fuentona, que nace de la montaña allí ubicada, como si por “arte de magia” manase en cantidades industriales. De una cueva brotaba tal cantidad de agua que unida a los chorros de una docena de fuentes en la pared de al lado, forman un río de caudal increíble, con historias y “anjanas”, especies de brujas, que hacen que La Fuentona se seque cada 20 o 30 años, un
hecho casi inexplicable porque vuelve a brotar el agua al poco tiempo. Esas Anjanas, eran mujeres hermosas que hacían el bien pero, un día desaparecieron las benefactoras y fue cuando el río, comenzó a secarse cada un cierto periodo de tiempo.
El
ayuntamiento de Ruente ha sabido realizar obras de acondicionamiento en la zona
que han convertido el nacimiento de La Fuentona y sus primeros pasos
atravesando la localidad hasta un puente pintoresco, en zona de privilegio, de
asueto y paseo.
Se trata de un parque en el que se pueden ver la cantidad de truchas que viven en las aguas de este río “misterioso”, VEDADO PARA LA PESCA, aunque por desgracia, pocos metros más abajo del pueblo, una mini central hidroeléctrica, estropee el encanto antes de posar sus aguas en el río Saja.
Nos despedimos a Miguel y tomamos camino hacía nuestro destino de pesca, Bárcena Mayor y el río Argoza. Había que llegar hasta el puente de La Mailla, atravesarlo y dejar el coche la otra orilla. Así lo hicimos después de atravesar localidades como Barcenillas, Sopeña, Valle Cabuérniga, Terán, Selores, Renedo
y Fresneda para luego tomar otra carretera, a mano izquierda, en dirección a Correpoco (vaya un nombrecito), adentrándonos en el Parque Natural Saja-Besaya, no sin antes dejar atrás arroyos y ríos que dan verdor a las inmensas praderas donde pastan las vacas TUDANCAS, típicas de Cantabria y esta zona.
Juan Carlos y yo nos dispusimos a pescar a ninfa comprobando el estado del río pero, la situación no era idónea. Nos costó trabajo encontrar una zona de acceso para poder bajar hasta el curso de agua. Todo se encuentra delimitado con alambres de espino y otros cierres, aprovechando todo el terreno y sin dejar los 2 o 3 metros obligatorios como manda la ley. Por si fuese poco, no había ni entradas, por lo que tuvimos que caminar hasta encontrar una entrada en plena carretera hacia Bárcena Mayor y, tras atravesar una inmensa pradera, bajar al río.
El curso del río Argoza tiene inmensos cantos rodados y planchas que entre lo crecido que bajaba el río y lo resbaladizo de las piedras nos hicieron pensar si entrar o no a pescar.
Toda una jornada de pesca para sacar tres ejemplares es muy poco bagaje. Lo importante era esperar la tarde para reunirnos con nuestros dos amigos que pasarían unas horas con nosotros.
Con
la llegada de Zapa y Urbistondo, acudimos hasta “el pueblo más bonito de
España”, o por lo menos, entre los más bonitos, BÁRCENA MAYOR. Allí parece que
se paró el tiempo cuando lo observas desde el camino o carretera que, finaliza
allí a los pies de la ermita del Carmen.
Para visitar el pueblo, con caserones de piedra bien conservados y casas solariegas de relumbrón, hay que dejar el coche en un aparcamiento fuera de la localidad. Sólo pueden transitar por el él con vehículos los lugareños de Bárcena, que son muy pocos. No es de extrañar que de esta manera se conserve tan hermosa la localidad.
Con la llegada de nuestros dos amigos, Zapa nos llevó al Bar Restaurante La Jontana donde nos dispusimos a comer comida casera del lugar. Excelentes viandas de Cantabria como unas chuletas de jabalí que estaban exquisitas, así como los postres caseros.
La tarde fue de charla con Zapa y Urbistiondo porque queríamos pescar al día siguiente el río Nansa en el coto de Rozadio. Me “moría” de ganas que llegase el momento conocer el pueblo de Carmona y cruzar la collada del mismo nombre. Así lo hicimos.
Fueron dos excelentes días de amistad, naturaleza y poca pesca por las condiciones climatológicas pero, una gran satisfacción por haber visto a los amigos y conocer una parte de España, Cantabria, en una zona para mí desconocida y de la que tenía muy buenas referencias, referencias que se quedaron cortas cuando pude palpar “in situ”, lo maravilloso que es la montaña de Cabuérniga y el Parque Natural Saja-Besaya.
Me ha impresionado el paisaje y sus gentes pero, sobre todo, la belleza de Bárcena Mayor, último pueblo de la carretera en el Parque Natural, reducto de vida y costumbrismo y donde el tiempo se ha parado para conservar su belleza, aunque la civilización continúe su camino.
Y, que puedo decir de “mi pueblo”, CARMONA. Me ha encantado conocer que existe, al igual que el de Sevilla donde nací, y que sus gentes provienen de tierras andaluzas, o las del Carmona andaluz, de Cantabria, que todavía no se sabe.
Me quedo con la amabilidad de sus gentes, el paisaje y el paisanaje, para la pesca, tendré nuevas oportunidades, espero. Y ya me contará muchas cosas más Miguel gran conocedor de terreno, no por menos su esposa es del Valle de Cabuérniga, de Carmona.
Gracias estimado Miguel por las horas que nos dedicaste con cariño y profesionalidad de auténtico guía de pesca y naturaleza como ya nos habías demostrado en el Máster de Campeones de Cantabria y después del río Cares en Asturias.
Un fenómeno en sabiduría, amabilidad y saber estar. Por algo eres desde entonces uno de mis amigos de la pesca que espero conservar durante muchos años.
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