LIBROS PUBLICADOS POR Eduardo García Carmona

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domingo, 11 de abril de 2021

HISTORIA DE LA SEMANA INT. DE LA TRUCHA DE LEÓN, 10ª Parte …


Mi propio pregón reivindicativo, poesía y recuerdos


El texto se centra en lo que ha cambiado todo en el río, en las vivencias de mi infancia en Olleros de Sabero y el río Esla, entre otros temas

Y la sorpresa de tener en primera fila a “Pepín Farias”

Y éste lunes día 12 de Abril, el canal CAZA Y PESCA, a las 20,30 horas emite un especial 50 AÑOS de la Semana Internacional

 

Texto y fotos: Eduardo García Carmona

 


El año de 2009 siempre estará presente entre mis recuerdos por muchos motivos. El pregón de la Semana porque fue un gran honor poder pronunciarlo y, sobre todo, ver en primera fila sentado a José Rodríguez Portos “Pepín Farias”. No se encontraba físicamente en su mejor momento, tampoco de aspecto y como yo desde 2006 vivía en Las Palmas de Gran Canaria, había perdido el contacto anual que tenía con éste gran pescador y montador de moscas. Pepín conmigo siempre se portó de maravilla y me contaba “cosas que ocurrían en las competiciones”, algunas contadas pese a ser protagonista él mismo en plan peyorativo.

A mi gran sorpresa por verlo, llegó su pronunciado al verme y darme un abrazo, susurrándome al oído, “he venido sólo por oír tu pregón. Estoy muy jodido”. Me dejó medio paralizado, si es que no lo estaba por lo del pregón. Fue como me enteré de que estaba sufriendo un cáncer que le metió en lo más profundo del “abismo”. Me impactó a la vez que me sentí orgulloso de lo que me había dicho.

Con Pepín en la mente me senté en la mesa presidencial de la Semana, junto a mi estimado José Gutiérrez Alaíz “Guti”.


LA VERDADERA HISTORIA DEL “FARIAS”

A JOSÉ RODRÍGUEZ PORTOS, se le conocía en el mundillo de la pesca como “Pepín Farias” por su afición a fumar este tipo de tabaco se creía entonces pero, resulta que es por todo lo contrario.

Según hemos podido constatar en Pescarmona, por medio de uno de sus mejores amigos de pesca, Fernando, también, de tiro al plato y otras historias, el apodo de “farias” no le venía de las Farias que fumaba, que, alguna, fumó posiblemente de forma esporádica al igual que algún cigarro que pedía a los amigos. El apodo le viene de que tenía un hermano “muy gafe” que, a todo el mundo “daba mal fario” y, con el paso de los años, con su muerte, fue Pepín quien se quedó con el “apodo” pero, transformado con “el farias”. Pepín, por las buenas era genial pero, por las malas tenía “muy malas pulgas” y no aceptaba lo del “mal fario del hermano”.


Pepín era una persona única, dicharachera, gentil, amable y amigo de sus amigos. En lo de la pesca era un experto a mosquito ahogado o pesca a la leonesa pero, la mosca seca la manejaba con gran maestría. En el montaje de moscas era un experto, junto con Tagarro, en el montaje de ahogadas leonesas. Sus hilos no tenían par y su legado lo han “heredado” su mejores amigos entre ellos, José María Pérez Marcos “Chematu” y algún otro. Personalmente, algunos conservo aún.

Fue tanto el impacto de ver la última vez en mi vida a PEPÍN EL FARIAS que tenía que dejarlo escrito junto a mi pregón que, por desgracia, fue el último que pudo escuchar (DEP amigo).

La Hora Leoinesa: J.L. Rodríguez y Carmona

MI PREGÓN DE LA SEMANA 2009

Todo en esta vida cambia y el paso del tiempo nos va dejando una sinfonía inacabada de acontecimientos que se juzgan para bien o mal, dependiendo del cristal con que se miren.

La trucha y los ríos no van a ser menos.

La pesca de la trucha en León también ha cambiado y ¡cómo...!

Recuerdo mi niñez en tierra de Olleros de Sabero, allá por la montaña, puerta de los llegados desde el valle de Boñar, que riega el río Porma, y ventana para los que pasando Cistierna, con el río Esla como testigo, se adentran hacia Riaño y los Picos de Europa.

La Semana casi cuando éramos niños

Eran los años de la leche en polvo y el queso color naranja, años en los que la mina era noticia, desgraciadamente, cada dos o tres días, por culpa de un gas llamado “grisú” y que primero terminaba con los canarios, para después hacerlo con los humanos.

Eran los años en los que pescar era cosa de muy pocos ribereños, algunos locos y algún jefe de estado.

Con Vicente y familia en el muro del pantano

Al recordar Riaño no puedo dejar de subir, imaginariamente, aquel pequeño alto, al norte del antiguo pueblo. Desde allí se divisaba casi todo el valle, sus praderías, sus casas y casonas antiguas, la iglesia de Nuestra Señora La Virgen de Quintanilla, el pico Yordas. Todavía me huele a pan de leña y es que veo en mi mente aquella panadería a la que acudía cuando estaba de camping. La romería de Agosto, los bailes en la discoteca El Roble...pero como destacó el ingenioso, inteligente y mejor persona, Jesús Pariente Díez, presidente de la Federación Leonesa de Pesca, que lo fue, como destacó Jesús, digo, en uno de sus libros: “La pesca de la Trucha en los ríos de León”; allí, a solas con el pensamiento y la sensibilidad, se gozaba del paisaje que inmortalizó Hartzenbusch, en aquellos versos famosos, que se pueden dedicar como epitafio del viejo Riaño:

Maelín pescando en Riaño

Todo aquí es grande, soledad, tristeza,

Horizonte, recuerdo, poesía,

El templo que a los siglos desafía,

La salvaje y feroz naturaleza,

Donde un prodigio acaba, otro empieza,

Donde el pecho no siente, se extasía,

Y a Dios el labio su plegaria envía,

sin que la voluntad le diga, ¡reza!.

 

Coto de Bachende "El Internacional"

Volviendo a la niñez y el río Esla.

Los niños de entonces, también pescábamos, pero lo hacíamos con un palo, hilo de bramante y un alfiler doblado, del que pendíamos la lombriz.

Como diría mi querido y estimado, Pedro García Trapiello, “en principio fueron los ríos; y en estas postrimerías, los ingenieros, los llaman unidad hidráulica. En el principio fue el torrente y la trucha; hoy menguan el caudal y los peces, de este milagro que un día nos pareció eterno. En el principio fue el varal, el bramante. En principio fue la moruca y el saltipajo, pero vino después un siglo de ingenio y plumas, anzuelos vestidos de seda, hilos y fiesta del brillo del gallo. En principio fueron los ríos y, en estos momentos, el miedo de perderlos y la esperanza de volver a soñarlos”.

García Carmona pregonando

¡Qué razón tiene Pedro!

Pescadores por los ríos pocos veíamos. Eran los menos y casi siempre los mismos. Por regla general eran gentes del pueblo.

Con el tiempo y una caña, las truchas comenzaron a ser noticia y los pescadores fueron en aumento. Los ríos comenzaron a ser castigados desde la orilla  y en sus propias entrañas. La trucha cada vez era más protagonista y por ello sufría las consecuencias. Hoy lo estamos notando y por ello lo estamos pagando.

Todo en la vida cambia y la pesca no iba a ser menos.

¿Y los tramos acotados de ayer?

Aquello sí que eran cotos y allí sí que había truchas. El guarda era respetado y no porque en ocasiones portase un fusil al hombro, sino porque se iban convirtiendo en garantes de la pesca y el pescador. Abrían senderos, caminos, limpiaban de maleza las orillas, cuidaban las frezas... Por si fuese poco, además, eran los mejores guías para el pescador y también los mejores vigilantes.

Leo de la Fuente, Ginés Mora y Carmona

Ahora se ha perdido el respeto a la naturaleza, ¡cómo no se le va a perder a la guardería...!

Tengo especial recuerdo de un coto: Bachende, “El Internacional”, así se le conocía. Me quedé prendado de él cuando practiqué el lance en sus aguas, por primera vez.



Vicente, Juan y Eduardo, en Las Salas.

Era verano, mediados de Julio, concretamente. Nos habían recomendado madrugar y pescar el  sereno de la mañana. Así lo hicimos. Al amanecer estábamos apostados y listos para la pesca. Por cierto, hacía un frío que pelaba.

El primero en probar fortuna fui yo. Un lance y una hermosa trucha, de esas de tres cuartos. La atención de mis compañeros fue máxima. Asombrados quedaron, y más cuando la segunda tirada se convirtió en otra captura. Rápidamente bajaron al río y, mientras estiraban cañas y moscas, quedaron boquiabiertos cuando vieron comenzar a posarse mosquitos en el agua. Prestos posaron sus artificiales sobre el agua y comprobaron cómo las truchas tomaban los mismos. Aquello era un hervidero. ¡Madre de Dios!.



Por entonces era bastante normal pescar bien, pero tanto, tanto, no me lo podía imaginar.... y qué ejemplares.

El sereno fue superior.

Creo que trabé la trucha más grande de mi vida. Ya ni se veía a orillas del río Esla. El carrete chirriaba. Mis nervios me atenazaban. Mi garganta, entrecortada, pronunciaba el nombre de Ismael, mi compañero. El condenado de “Maelín el de Santa Olaja” no me contestaba. Cada vez pronunciaba el nombre con más fuerza y creo que con desesperación. No podía con la trucha. La aguantaba como podía. Le soltaba carrete, porque recoger no podía. Sabía que la tenía bien enganchada, porque estaba pescando sin rastro y sólo con tres saltonas, de las que hacía yo, en anzuelo del número 10 pero, al final, se quedó para criar.

Se llevó la cuerda completa, se llevó la ilusión, pero no se pudo llevar el recuerdo que aún conservo de ella.

Ya tienen ustedes la muestra de cómo era un coto en León allá, sin ir muy lejos, hacia los años ochenta, primeros años ochenta, porque después, en el 87,  Riaño se destruyó y se anegó el valle.

¡Cómo cambia todo!

También recuerdo las comunicaciones existentes: carreteras, tren...

Lo cierto es que para ir a pescar, la mayoría utilizaba el tren o el autobús de Martiniano Fernández. Pocos tenían medio de locomoción propio, a no ser la bicicleta o las motos Guzzi, Lube o Vespa. A los pescadores de la bicicleta se les encontraba próximos a la capital, en los ríos Bernesga y Torío. Los de las motos ya acudían a otros lugares, pero no demasiado lejos. Las carreteras eran estrechas y muy parcheadas y las dificultades muchas. Ahora todo ha cambiado. Todos, más o menos tenemos nuestro vehículo, las carreteras son buenas y llegar a cualquier tramo de río se hace con facilidad y si no, para eso están los todos terrenos, o los dichosos “quads” con cuatro ruedas y más ruido que una tirada de fuegos artificiales.


¿Y los cangrejos?

Aquello era otra historia.

Con la llegada del 600, salir los domingos al campo o al río era lo más normal. Parecía mentira que de un coche como aquel pudiesen salir hasta 6 personas, más todos los artilugios que se llevaban. Eran tiempos de hacer la paella a pie de río. Los cangrejos salían por toneladas. Con echar un retel sobraba para hacer la paella. Los había en todos los ríos y en cualquier reguero. Y ahora, ¿qué queda?

El río perdió al carroñero, al barrendero del río... y la trucha lo ha notado sobremanera.


Todo ha cambiado.

Recuerdo las primeras Semana Internacionales de la Trucha. Creo que fue en 1979 cuando José Luis Rodríguez, “El cabezón”, que en gloria esté, me llamó a la radio donde trabajaba: La Voz de León y me dijo que si podía presentarle la “gala final” en el Hostal y un sorteo de regalos. Gustosamente accedí. Eran años de gloria para la trucha en León. Teníamos, entonces el mejor reducto para la “Salmo Trutta Fario” de todo el viejo continente. La fama de León llegaba de Norte a Sur y de Este a Oeste.

Diaz Sandez, presentando la primera semana

La Semana
había comenzado en 1966 y los frutos, todavía, se estaban cosechando. Hablar de truchas en Europa era mencionar Santa Marina, en el Órbigo, o Bachende “El Internacional”, en el Esla. Los ríos de León eran únicos. La Semana Internacional, también.

Un grupo de empresarios de la publicidad, con nombre propio: Filesa Publicidad, entre los que se encontraban José Luis, Indalecio, Goyo, Ramón y, muchos colaboradores como César Lausín, Carbajo, etc. trabajaban día y noche para que aquel evento funcionase.

Así eran los cupos con más de 12 truchas

La pesca era con muerte y cada participante debía presentarse antes de la hora tope, prevista por la organización, al pesaje de piezas, que era público. Se hacía en la entrada del Bar Casa Lidia, el de Patricio guarda que fue del coto de Santa Marina. Era todo un acontecimiento. Fulanito tantas truchas, en báscula 3,550 gramos. Eran las voces de los encargados del pesaje.

Las truchas pescadas se subastaban y el dinero se entregaba a las Hermanitas de la Caridad.


Cuando el coto de Santa Marina fue a menos, la Semana de la Trucha cambió de escenario y se llevó a orillas del río Porma. El coto de El Condado sobrepasaba y, con creces, a un extinto Santa Marina que agonizaba a causa del lucio y los furtivos. Mucha culpa tenía la dichosa Saprolegniosis, la Saprolegnia como todos las conocemos. Hubo unos años que acabó con los mejores ejemplares del río Órbigo y todo se resentía.

En las Salas con Serafín, Enedina, Manuela e hijos

El pesaje se realizaba a la entrada del Bar La Montaña de Puente Villarente y allí pude comprobar los mil y un trucos que utilizaban algunos pescadores para conseguir el triunfo, o al menos clasificarse para la final. Era mi época en Diario de León, para quien informaba de pesca.

Se metían piedras, bolas de plomo o lo que hiciese falta, para que las truchas diesen un mayor peso en báscula. Curiosamente, casi siempre se descubría a los infractores y se les sancionaba.


En una ocasión un cupo de truchas entregadas hasta “olía”. José Luís Rodríguez, no se me olvida, exclamó: ¡pero tú, cabrón, de donde traes estas truchas que huelen...! Al final se descubrió que las había pescado el día anterior y con el calor de la jornada estaban medio podridas.

Peor fue en otra jornada cuando uno de los participantes entregó un buen cupo de truchas y nada más verlas José Luís, exclamó: “estas truchas no han sido pescadas aquí”. Quedamos atónitos. ¿Cómo que no son de este río?, decía el participante, enfurecido y con cara pocos amigos. Efectivamente, el pájaro cantó. Habían sido pescadas el día anterior y eran del río Omaña.

El Cabezón era único.


Todo esto también cambió.

¿Y las cucharillas?

¡Hay madre! ... Aquellas Evia de pala larga que utilizaba, ahora parecen del cuaternario. Las hay de todo tipo y colores, algunas tienen tantas pintas que más que cucharillas de pescar, parecen indios en son de guerra. Ojo, y las hay casi con memoria, otras vibran, otras silban y, otras conocerán a las truchas por su nombre y apellidos. Por cierto, ¿conocen la cucharilla especial de Cholo, el de Combarro?

¡Vaya artilugio, “la moscarilla” y encima pesca”. Es un híbrido de mosca y cucharilla a la que incluso le ha sacado una canción: “El blues de la moscarilla”.


Y los mosquitos. Hay “madre del amor misericordioso”, son tantos y de tantas razas que uno no sabe a qué quedarse. Por cierto, lo de los nombrecitos oficiales, entomológicos, biológicos o la “abuela de la Bernarda”, resultan casi insultantes.

¿Pregunto?

 Para que llamar a un mosquito Siphlurella scarlata, Rhithrogena semicolorata, Leuctra geniculata o Isoperla grammática... si estos insectos no saben leer ni escribir, ni entienden de gramática... lo único que hacen es picar y hacer picar a las truchas.

Tagarro ayuda con el trofeo

¿No resulta más fácil llamarlos por su nombre vulgar, o nombre que le da el pescador a pie de río, como el  salmón, carne, verde aceituna, amarillo limón, tabaco, cardenal o fanta, al anaranjado, que diría mi buen amigo Tagarro, que en el cielo o donde esté, cuide de nuestros ríos de los que se mostraba enamorado?

¿No resulta más fácil?

A mí se me atragantó el nombre de la mosca del vinagre, al presentar a Ginés Morata como pregonero en La Semana, el año pasado.

¿Por qué poner mosquitos en el sedal con nombres tan raros, si a las truchas no les importa el nombrecito?

Tomás Gil

Menos mal que mi amigo Tomás Gil, criador de gallos de León, Presidente de la Asociación de criadores, artesano de las moscas, buen pescador y escritor con tres libros de pesca, menos mal que Tomás Gil en su “Enciclopedia de las moscas”, les pone nombre de aquí y de allá, como: tostado, faisán, aceituna, limonín, chicle, peluda oliva, ibérica, avellana, buitre, terrosa, falangista, royal, oro viejo, salmón ... bueno, también tiene una que la llama “efétrica”, ¡vaya nombrecito!

Todo ha cambiado, señores ¿o no?

Bueno, todo no, porque el cancionero popular leonés, continúa siendo el mismo, o no recuerdan aquellos versos:

Para truchas, el río Luna.

Para manteca, Laciana.

Y para casarse a gusto,

Con una moza babiana.


Y a este paso, ¿dónde vamos a llegar?

Pues seguro que a la parte final de este pregón con un sutil rapapolvos para todos: Administración por lo que les corresponde, pescadores porque sí, mujeres porque nos dejan salir al río y ellas no van, o van poco a pescar... y a los que no pescan, por eso, por no ser pescadores o por tirar cosas al río.

Me explico.

José Gutiérrez "Guti", me presentó

Siempre he dicho que el mejor pregón que he escuchado fue el de la XXVI Semana Internacional de la Trucha. El pregonero, D. José Rodríguez Quirós, que nos quiso dejar en la tierra solos y se nos fue hace unos meses.

Recuerdo su magistral sentencia a la trucha.

No soy juez aunque sí soy parte al menos en esta Semana, por ello quiero finalizar con un cariñoso “rapapolvos” hacia los causantes de parte de lo que está ocurriendo en los ríos de nuestro querido León.


Pregonando la Semana en 2009

Rapapolvo, a la Administración, porque no hace lo que tiene que hacer, o lo hace poco, menos de lo que los ríos y la trucha necesitan. También, por el conflicto de intereses que existe entre Administraciones, especialmente en competencia por materia de aguas.

Más para la Administración, porque se cree que prohibiendo todo está solucionado. Cada año, nos vuelve locos con tantas normas, distintas cada temporada y es que, señores, son demasiadas.

Federico Mayor, Eduardo y Ginés Morata

Rapapolvo a los pescadores y no pescadores, porque no tienen conciencia del gran mal que hacen a la naturaleza con su desidia y maltrato diario. Bueno, no todos.

A los pescadores, digo, porque son demasiado cómodos y pocas veces colaboran con la naturaleza.

A los pescadores, porque se saltan las normas y se las pasan, en muchas ocasiones, por “el forro de sus caprichos”.

Chaqui, Granizo y Méndez

A los pescadores, porque son los más furtivos. A los pescadores, porque somos egoístas.

A los pescadores, por su falta de respeto a la naturaleza, o lo que es lo mismo, hacia nosotros mismos.

A los pescadores, porque no se dan cuenta de que el río nos lo han prestado nuestros hijos y se lo vamos a devolver sin nada.

Y no continúo.


Rapapolvo a las mujeres de los pescadores.

Bien, a ellas poca cosa, porque son las verdaderas sufridoras.

Lo pagan con la soledad, sin marido en casa y sin quejarse, aunque a lo mejor habría que decir que algunas se alegran.

Creo que lo mejor sería hacerlas un monumento por lo que nos aguantan.

Rapapolvo a las truchas, para que hagan el favor de reproducirse en condiciones y llenen nuestros ríos con sus crías. Después que piquen bien a nuestros señuelos y...


También, rapapolvo a San Pedro, Santo Patrón de los pescadores, como diría mi admirado Guy Roques.

Le exijo que, cómo patrón que es, vele por nuestros ríos, desde allá arriba, y permita que el Omaña vuelva a ser ese río de poesía y canto alegórico para las pintonas.

Que el Porma, vuelva por sus fueros, sin algas o “moco de la roca”.

Río Órbigo a su paso por Hospital
Que el Órbigo vuelva a ser “la flor de la ribera”.

Que el Esla, pese al pantano de Riaño, nos devuelva al Internacional.

Que el Curueño, vuelva a ser el río de las mil sinfonías, con aguas transparentes donde se refleje la “reina”.

Que el Luna, Bernesga, Torío...vuelvan a ser el criadero que fueron.

Que los ríos de Maragatería: Duerna, Cabrito, Vallina, Tuerto... no padezcan tanta sed, en la época estival.

Que los ríos del otro lado del Manzanal, los del Bierzo: Burbia, Cúa, Valcarce, Boeza, Sil... dejen de ser cloacas en sus zonas bajas.




Río Cabrera (foto Didier)

Que El Cabrera, Eria, Cea o Valderaduey, sean más río truchero, como antes, pese a las pizarreras, lucio, pez gato y otros invasores...

San Pedro, Santo patrón de los pescadores, ruega por nosotros y enchúfanos con el Hacedor de los Hacedores para que esto no se termine.

Y a ustedes, queridos participantes, suerte, a partir de este momento, porque con este rollo que les he soltado, se abre La Semana Internacional de la Trucha de León.

Pescadores a la leonesa

¡Suerte, mucha suerte, porque San Pedro, durante esta semana, seguro que no va a hacer ningún milagro para que gane uno u otro de los participantes...!

El río es el río y la trucha, la trucha o la “pintona” y, como apuntaba Gil y Carrasco:

Río de las ondas claras

Y las arenas de oro.

Que en los remansos te paras

Y de sus sombras amparas,

tu codiciado tesoro...

 


Que ustedes, mis amigos pescadores y participantes encuentren ese codiciado tesoro con libreas espléndidas de pintas negras y rojas brillantes.

¡Suerte!

                                    León, 6 de Junio de 2009


Y ESTE LUNES, 12 DE ABRIL EN CAZA Y PESCA

El Canal temático de Movistar “Caza y Pesca”, emitirá, a las 20,30 horas, el documental producido por la Junta de Castilla y León que hace un recorrido por la historia de La Semana Internacional de la Trucha de León algo que Pescarmona lleva reproduciendo desde hace 10 semanas y que hoy finalizamos.

Gracias, muchas gracias a todos nuestros seguidores y, en especial, a TODOS aquellos que han colaborado con sus pregones y participación formando lo que es la verdadera SEMANA INTERNACIONAL DE LA TRUCHA DE LEÓN, un evento que nació para más gloria de una tierra, LEÓN, sus ríos, truchas, paisaje, paisanaje, gastronomía y turismo.

 

Históricos en la Semana: Quesada, Vito y Viru

Los inicios, pregoneros, actividades, actos sociales, actos educativos, y todo aquello que ha tenido relevancia en esta competición.

 

La emisión será el día 12 de abril, a las 20:30 horas, para aquellos que tengan acceso a dicho canal.


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