Tocando el “cielo y la gloria” pescando en Felmín, río Torío (León)…
Jornada de pesca en el coto en compañía de mi compañero Benito Lozano
El río se presentaba precioso con el caudal justo para una gran jornada de pesca
Este coto tiene mucha trucha y “parada y fonda” en Casa Amador
Texto y fotos: Eduardo García Carmona
El sorteo de cotos de Castilla y León nos deparó poder elegir Felmín, en aguas del río Torío para este mes de junio y Julio, dos jornadas de pesca con 15 días de diferencia. Tenía ganas de volver porque es un río que encanta.
Desde Asturias a León fuimos Benito y yo, pasando el puerto de Pajares, Villamanin, Cármenes y después continuamos viaje hasta Getino. Nos esperaban con el río Torío presente, José Luis Méndez e Ismael José Rodríguez “Maelín el de Santa Olaja”, siendo Casa Amador el lugar elegido para encargar la comida para los cuatro, a partir de las 16,00 horas para poder pescar tranquilos. Como siempre, el plato a elegir: menú del día: verdinas con almejas y rabo de toro para los cuatro y…¡a pescar…!
LA PESCA
Después de una hora larga de pesca y con un río precioso, a las primeras varadas consigo llevar a la mano los primeros ejemplares, todos pequeños que no pasaban de los 12 o 14 centímetros.
Las truchas son hermosas de
colorido. El paisaje, una maravilla. El sonido del agua, embriaga y enseguida,
me olvido del mundo.
Gocé tanto pescando a la leonesa que llegué demasiado pronto a la Venta de Amador, donde nos encontraríamos con Benito que, había continuado pescando puente arriba de Getino, mientras José Luis e Ismael estaban tomándose un refrigerio en la terraza.
Tengo que apuntar que no encontré a nadie más por el río y que devolvía al agua todas la truchas pese que era un coto con muerte y puedes llevarte CUATRO ejemplares superiores a 24 cms. que alguna salió.
Disfruté mucho y las pintonas entraban a un mosquito negro, con brinca avellana y pluma pardo aconchado flor de escoba que llevaba de ahogado, al lado de la boya, vamos, La Negreta del Manuscrito. El resto de la cuerda lo formaban: la Carmonina, el salmonín y de saltona La Charli. De rastro puse una ninfa “la culiroja”. Los mejores ejemplares tomaban con ganas el negro y la Charli, aunque todas las moscas
dieron juego excepto La Carmonina que creo es la primera vez que me falla. La que más ejemplares me dio fue la ninfa. La mejor hora, de 13,05 a 14,10.
Otro tanto le ocurrió a mi
estimado Benito Lozano que, por fin, disfrutó de una gran jornada de pesca.
Y…¡a comer!
ALGUNOS DATOS DEL RÍO TORÍO
donde todas sus escorrentías van a completar el curso de uno de sus mejores afluentes: el arroyo Canseco. Aguas por debajo de la localidad de Cármenes recibe otro importante aporte del río Valverdín.
Después de Gete, Getino, Felmín y pasando Las Hoces, el Torío acumula el caudal del arroyo Correcillas que nace en la montaña del mismo nombre, a una altitud de casi
mostraran una cara deportiva sin igual. Casi por frente, otro arroyo, es el de Coladilla que circunda las montañas de la otra parte del Torío, frente al Bernesga.
Vegacervera,
Matallana de Torío, el cruce de Robles de la Valcueva, Pardavé, Garrafe y así
hasta llegar a León por el barrio de Puente Castro, tras atravesar La Candamia.
Es uno de los ríos menos contaminado de la provincia de León, aunque a partir de la zona más baja, antes de unirse al Bernesga, comienza a recibir toda la que no tenía notándose, especialmente en verano, cuando las aguas disminuyen su caudal.
Este río está considerado por los aficionados a la pesca de la trucha como uno de los mejores en cantidad y calidad de la especie autóctona.
Se
trata de un río con grandes protecciones para “las pintonas” al tener en todo
su curso fluvial a las rocas como principales aliadas. Curso rocoso con
abundantes cavernas y cuevas, con pozos impresionantes donde las truchas pueden
desarrollar todas sus virtudes, para delicias de los pescadores.
Prácticamente desde su nacimiento, a pesar de la poca anchura, se hace pescable para los más finos con la caña.
Existen buenas tablas para el lance, pozos, raseras y mucha vegetación de orilla que dificulta las tiradas, pero que hacen de la zona una delicia de luz, colorido y paisaje que, unido a la sinfonía en se transforma el discurrir de las aguas, encantarán al más incrédulo de los “homo sapiens de asfalto”.
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