BENIGNO PERFECTO SÁNCHEZ FERNÁNDEZ, Beni…
Desde
la infancia juntos en Asturias y pescando, también, en León
Genuino
y único en el río y la vida
Texto
y fotos: Eduardo García Carmona
Se marchó “a pescar con San Pedro” hace un par de años, “el pequeño gran hombre” que todos desearían tener a su lado, único en la vida y en el río, genuino. Él era, BENIGNO PERFECTO SÁNCHEZ FERNÁNDEZ, Beni.
Nacido en Lieres (Asturias), crecido en Oviedo donde trabajaba en la banca, terminó su vida donde más le encantaba estar, en Candás por donde paseaba a diario los fines de semana mientras trabajaba en la capital del Principado y después, con la jubilación, donde se asentó. Toda la localidad le conocía por su carácter afable, amable y cariñoso. El puerto y la rula de Candás le tenían casi a diario por su entorno, especialmente cuando llegaban barcos con la pesca.
Desde niños tuvimos un relación sincera de amistad entre niños del barrio, en el colegio y en el hogar de la OJE, verdadero lugar de encuentro para jugar al "ping pong", las damas y el ajedrez y, especialmente para ver la televisión pues de aquella, pocos domicilios particulares podían gozar de uno de aquellos aparatos enormes.
También “en las reuniones sociales”, que así llamábamos a los guateques de la OJE. Jugaba al fútbol como a pocos he visto pese a su escasa estatura. Era un extremo veloz con las piernas arqueadas o “torao”, que se decía.
Del colegio y primeros años mozos pasamos al Instituto y después la preparación para ocupar un puesto de trabajo. Él junto a su padre, movían un camión para entrega de productos varios. Se convirtió en un gran chófer pero aquello no era para él así que, opositando, entró en el Banco de Asturias donde terminó su vida laboral y dejó grandes amigos entre los compañeros.
Con mi traslado a León, perdimos cercanía, que nunca la amistad. Así un día le invité a salir a pescar con Maelín “el de Santa Olaja”, su hijo Josines, José Luis Méndez y conmigo. Así fue como le iniciamos en “la cuadrilla de pesca”. Desde entonces siempre juntos por los ríos de León y Asturias. Los asturianos los conocía como pocos y era asiduo a informarse de cotos trucheros y de salmón. Tenía todos los catálogos y guías de los ríos del Principado que me sirvieron un montón con mi traslado definitivo a la tierra de mi esposa, tras la jubilación.
Beni era un perfeccionista, obcecado y pocas tareas dejaba al azar.
Súper
nervioso, no paraba quieto un segundo. Era un manojo de ellos y más bien
parecía que tenía “el baile de San Vito” metido en el cuerpo.
Amante
de la naturaleza, conocía todos los rincones de Asturias y León dónde, con Cuca
(su esposa) y primos recorría los lugares más recónditos.
Los últimos años con serios problemas físicos y de salud, siempre le teníamos preparada la mejor “tabla de pesca” de los ríos que visitábamos para pescar y que estuviese cómodo. Cuando volvíamos de retirada para comer y no estaba, siempre le encontrábamos “en la iglesia del pueblo más próximo”. Le gustaba el “agua bendita” como a todos, aunque quizás un poco más aunque si tenía que conducir, ni lo probaba. De todas formas, sus caramelos de menta se hicieron famosos entre la cuadrilla “por si acaso le paraba el benemérito cuerpo” en carretera. Era tremendo.
Anécdotas con él tengo infinitas pero, algunas las cuento en mi libro de filandones. La más graciosa quizás fue cuando una vaca “mosqueada” le obligó a meterse en el río, y no a pescar, sino a salvarse de un trompicón, la vaca al verle a su lado en la pradera y éste decirla algo, salió tras él enfurecida y
mugiendo. Increíble pero cierto. Otra vez, en Villafeliz, le picó un insecto y casi se nos va para el otro barrio. De urgencias lo solucionó el médico de Sena de Luna con la cortisona o algo parecido.
Lo mejor era como contaba las historias o anécdotas y, especialmente una que le ocurrió en el banco cuando una señora imponente y escotada “hasta el ombligo” se acercó a su mesa y como "estaba afónica" se acercaba a su oreja para no forzar la garganta. Al final se llevaron, las “divisas” que tenía en el cajón de su mesa sin que nadie se enterase salvo ella y su compinche.
En fin, BENIGNO PERFECTO SÁNCHEZ FERNANDEZ, Beni, se nos fue en víspera del sorteo de Navidad de 2.022, cuando invitó a toda pandilla de León a una cena preparada que, como no la pudimos celebrar, se realizó al año siguiente en Candás, en su memoria y con su esposa acompañándonos. Homenaje que se repetirá año tras año siempre que podamos.
Cuánto
te echamos en falta, Beni…!Como tú no volveremos a tener un compañero más en la
pandilla, ni en la cuadrilla de pesca!
Eras genuinamente “único” por eso, este próximo 20 de diciembre te recordaremos en el último sitio donde hace dos años compartimos tus amigos contigo “la última comida”, en el bar restaurante Carrales, en Caravia (Asturias).
Va
por ti, amigo.
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