JOSÉ MARÍA LORENZO LLANES, pescador asturiano enamorado de los ríos de su tierra
Pescador
“a punta vara” y “a la allerana” en los rápidos de los ríos Aller y Nalón, donde la mosca “paisana” triunfa
Texto
y fotos: Eduardo García Carmona
Le conocí por casualidad al poco tiempo de llegar a tierras asturianas después de mi paso por Gran Canaria. Fue gracias a mi página en Internet, Pescarmona. Conectamos, como la mayoría de los aficionados a la pesca lo hacen. Curiosamente, ambos pertenecíamos a un club de pesca salmantino, Mosqueros del Tormes y teníamos una jornada de limpieza y pesca en el río Tormes, próxima. Allí no fuimos de viaje juntos.
JOSÉ MARÍA LORENZO LLANES es un asturiano nacido en Gijón, un 9 de junio del año 1962.
Estudió
en el colegio mayor La Salle de Gijón, donde se doctoró como Técnico Superior
en Desarrollo de Equipos Electrónicos. Así mismo, cursó estudios de Técnico en
Radio y Televisión y de Técnico de Redes de Baja y Alta Tensión.
Su esposa también es aficionada |
Se inició en la pesca con 12 años, junto a su cuñado, Andrés Díaz Ros. Corría el año 1974 y, con su primera caña de tres tramos de cañavera, en aquella época las había de bambú, pero eran más caras y no estaban al alcance de un crio, se puso a pescar muhíles a cebo, en el rio Piles, en Gijón y desde entonces no ha parado.
JOSÉ MARÍA LORENZO, proviene del concejo de Amieva, en concreto del pueblo de Sames, donde pasó su niñez y después veraneando en casa de los abuelos. Por este motivo conoce a la perfección los ríos Sella y Ponga, así como el rio Covadonga, al cual acudía a pescar asiduamente.
Con unos 16 años, más o menos, le picó el gusanillo de la pesca de la trucha en el río. Consiguió una caña regulable, de 4,50 metros, y comenzó a tentar a las pintonas del Sella y del Ponga, a cebo natural: cocos de la miel, lombriz, gatas del maíz, gusanos de la madera…en fin, cualquier cebo le era válido para engañar a las truchas. Le daba muy bien a la pesca a cebo y obtenía muchas capturas.
Más adelante practicó, primero, la cucharilla y luego, el mosquito ahogado.
En 1983 se interesó por el tema del montaje de moscas para la pesca. Primero fue por medio de compañeros y amigos de pesca que hacían sus propios montajes pero, un día que fue a Mieres, a la tienda
de Codimovil, de Paulino Posada, Cholo para los amigos, comenzó a tener inquietudes por esta práctica. A Cholo, le bombardeó a preguntas y más preguntas, y él, amablemente, se las fue resolviendo enseñándole, por primera vez, a montar moscas secas y la famosa “paisana”, muy utilizada en la cuenca del Aller y del Sella.
Allí conoció a otra persona con la que mantuvo una amistad muy buena y duradera, Antonio Casas Novoa, que ayudaba a Cholo en las tareas de la tienda y sobre todo en montaje de las moscas para la venta y la confección de las famosas cañas alleranas.
Casas,
fue su compañero de pesca, hasta hace unos
años que dejó de pescar en tierra para hacerlo en el cielo.
Otro gran compañero de pesca es Javier García “Piloña”, excelente pescador a hormiga alada.
Una
vez que JOSÉ MARÍA se defendía con este tipo de montajes y con la pesca a la
allerana, comenzó a practicarla en sus ríos favoritos: Sella y Ponga.
Recuerda la primera vez que pescó a la allerana en el Ponga, porque un anciano del pueblo de Sellaño, se le acercó y le preguntó, si estaba
pescando a cebo corrido, contestándole que no que era a mosca seca. Sorprendido le preguntó que qué era eso. José María salió del río y se la mostró. El hombre quedó asombrado y no daba fe de cómo podía, con un plumero de aquellos, sacar trucha, tras trucha…
Cuando
tenía 25 años, Chema estaba montando moscas a destajo. Sus imitaciones eran
para particulares de la cuenca minera y alguna tienda de Gijón, sobre todo
moscas seca, ahogadas y “paisanas”. Otras, viajaban para Cataluña con encargos
específicos.
Cuando se cansó de pescar a punta vara y a la allerana, comenzó a hacerlo con cola de rata, en los rápidos del Aller y Nalón, con sus moscas Paisanas, moscas que hacían estragos, por la cantidad de capturas que le daban, tanto de día como al oscurecer.
A JOSÉ MARÍA LORENZO, le faltaba pescar en aguas paradas o lentas y fue un amigo y compañero, Pedro Solís, quien le enseñó, llegando a ser un buen especialista en la modalidad. Ahora, su gran pasión es la pesca a ninfa, que es la que más le gusta de principio a fin.
Los años, no perdonan y la vista comienza a fallar. Ya no es posible enhebrar aquellas moscas que se usan en los parados, con anzuelos del 20 y el 22, diminutas y por ello decide iniciarse en la ninfa, como buen pescador de cebo que fue. Asegura que esta pesca es muy eficaz. Todos sabemos, apunta,
“que la trucha come más tiempo abajo, que arriba y dice que la pesca a ninfa es una pesca muy complicada, donde hay que saber muy bien leer el río, los comederos y zonas de paso del alimento, para intentar hacer llegar las imitaciones por esos pasillos o comederos, y dominar muy bien los pesos de las ninfas para que naveguen lo más natural posible y no las rechacen”.
Chema
es una persona a la que gusta disfrutar pescando pero, sobre todo, contemplando
y admirando el río, “cada momento tiene
su encanto particular”, dice.
LORENZO LLANES recuerda el ayer del que disfrutó y apunta que “ha habido un cambio brutal para peor. Por ponerte sólo un ejemplo, el mismo Ponga cuando yo lo pescaba, te puedo decir que la carretera estaba sin asfaltar y el río era mucho más ancho en ciertas zonas. Las truchas las contabas por docenas puestas, comiendo en una corriente…
Le tirabas una allerana y si no te la cogían a la primera nada más caer, las veías descolgarse detrás de la mosca.
La medida de las
truchas eran todas de cuarto kilo para arriba las más pequeñas. Las había en
cualquier rincón, a cada cual más grande.
Hoy en día, han
arreglado la carretera, alguna voladura se hizo para agrandarla, con lo que se
comió parte del cauce al rio, y se modificó su ribera.Ha sido un cambio muy
duro para uno que lo vio como un río prácticamente virgen y con unas capturas
de ensueño a la caída de la tarde o al amanecer”.
Cree que todavía merece la pena salir a pescar en Asturias “paraíso natural” como se dice en el eslogan. Para él esta tierra lo tiene todo: montañas preciosas al lado de los ríos donde se puede disfrutar de las dos cosas y con una cocina tradicional impresionante y añade, “después de una buena jornada de pesca se agradece comer bien y, como decimos aquí, “por cuatro perres”. Que les pregunten a los que vienen de fuera a pescar aquí, donde se les atiende y come mejor de toda España.
Sobre el salmón añade, “la pesca de salmónidos aquí, en El Principado, bien planteada y organizada generaría riqueza y empleo pero estoy convencido de que los políticos no están por la labor. El salmón es un banderín de enganche turístico para Asturias”
JOSÉ MARIA LORENZO LLANES, es un conocedor de los ríos de su tierra asturiana de norte a sur y de este a oeste pero, también de Castilla y León, donde admira algunos como el Omaña, Cúa, Esla, Porma, el Tormes, en Salamanca o el Pisuerga, en Palencia.
De Cantabria ha pescado en el Saja y Ebro, a su paso por Reinosa y tiene como “ilusión de pescador” poder acudir algún día a La Patagonia chilena y Alaska, donde le encantaría ir con su propia esposa, también compañera de pesca en el río en múltiples ocasiones.
Un placer poder tenerte, estimado José María, entre mis amigos de la pesca.
Un placer tenerte como amigo Eduardo eres una gran persona amigo.un saludo
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