LIBROS PUBLICADOS POR Eduardo García Carmona

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viernes, 5 de diciembre de 2025

Mis amigos de la pesca: VICTORIANO CUERVO “El Turra”, pescador al "hierro" de Astorga (León)...



VICTORIANO CUERVO “El Turra”
un singular y único pescador de Astorga (León)...


Texto y fotos: Eduardo García Carmona y otros

 

VICTORIANO CUERVO, “El Turra”, así se le conocía en el mundillo de la pesca y pocos sabían el segundo apellido, (BARRIOS). Otra cosa es que el mote o sobrenombre de “El Turra” le viniese por otro motivo o aconteceres allá en su tierra, en Maragatería.


El diccionario de Real Academia de la Lengua Española apunta sobre la palabra TURRA:

1.- Especie de tomillo muy nocivo para el ganado.

2.- Tanga del juego del Chito.

3.- En latín turrar es tostar, asar, dorar al fuego.

Quizás esto último signifique el mote de Victoriano Cuervo, El Turra, porque se trataba de una persona curtida por el sol.


VICTORIANO CUERVO BARRIOS
, fue campeón de pesca en León en la modalidad de lance durante varios años pero no tengo información si en alguna ocasión acudió al campeonato de España.

El Turra manejaba la cucharilla como nunca he visto a otra persona hacerlo. Un empleado del Banco Central, Melchor, a quien me presentó mi compañero de pesca “Maelín el de Santa Olaja” y con quien pesqué en varias ocasiones en el río Tuerto en Astorga,  e incluso en el Esla, en Mansilla de las Mulas, no le andaba muy lejos en el manejo de la cucharilla.


El caso es que Victoriano parecía que había nacido con la caña corta y las cucharillas en las manos. Manejaba la caña de tal manera que donde ponía el ojo, ponía el hierro.

Recién llegado a Diario de León para cubrir la información de pesca, allá por 1982, se celebraba el campeonato provincial de pesca, en el río Porma coto de El Condado. Allí me presenté para cubrir la información con mi cámara de fotos en blanco y negro. Como Victoriano Cuervo Barrios era el vigente campeón de León y lo había sido en los últimos años, me dispuse a acompañar al pescador al tramo de río que le había tocado tras el sorteo. Una tabla hermosa a la altura de Secos del Porma en la zona conocida por “El Barquero”. Allí en su tiempo existía barca para llevar a la otra orilla a personas y ganado.


El tramo superior al que le había tocado al maragato estaba situado a la altura donde se divide en varios brazos el río Porma próximo por la otra orilla a Castrillo, donde había una piscifactoría. A VICTORIANO, le hubiese gustado más que en el sorteo le hubiese tocado éste tramo pero, hombre correcto y elegante, se conformó con lo que le vino en suerte que tampoco era malo. Tampoco tenía otro remedio.

No me puso impedimentos para que le fotografiase y le siguiese durante toda la jornada matinal.


Llevaba unas botas de pescar marca Águila de color verde botella con las cintas para ajustarlas al cinturón sueltas haciendo de colgajos laterales. Un chaleco y en su cabeza una gorra pero no una gorra cualquiera sino las que usaban los madrileños en “la verbena de la paloma”, aunque sin pañuelo al cuello.

Como me fijo en todo, comprobé que hacía algunos días que no se afeitaba. Quizás era costumbre.


Su cara se mostraba enjuta y curtida en mil batallas, con arrugas muy pronunciadas que le daban aspecto de bandolero andaluz. La tez oscura quemada por el sol. Su mirada se posaba con fijeza en los ojos contrarios con firmeza lo que demostraba nobleza y sinceridad. Sus manos toscas  labradas con mil durezas y callos. No, no eran las manos de un señorito eran las de un hombre del campo.


Con sus uñas ennegrecidas y los dedos toscos comenzó a montar la caña de cucharilla que no iba más allá del metro cincuenta. El carrete era un Sagarra 300, de color negro.

Me llamó la atención como confeccionaba el bajo de línea para introducir la cucharilla. Al final del sedal ponía un esmerillón sin alfiler. A continuación del esmerillón atado en la línea, ponía un codal del mismo hilo de unos 20 o 25 centímetros y ataba a éste la cucharilla. Lo normal era utilizar el esmerillón al final para después colocar la cucharilla.


Comenzó a pescar. Primero, lances cortos próximos a donde se encontraba situado en la orilla. Hacia arriba, al medio y hacia abajo. Las truchas fueron saliendo con una facilidad asombrosa, casi como el lance que efectuaba. Pocos lances fueron en vano parecía increíble, tirada y trucha.


Observaba que todas las truchas venían mordidas por uno de los tres anzuelos de la potera y clavadas en el cartílago del morro como ocurre en la pesca a la leonesa o a seca. La cucharilla era de pala larga del nº 3 marca Evia color dorado sin manchas.


Le pregunté, ¿es posible trabar las truchas por un único anzuelo si la cucharilla lleva tres?

Me dijo:

-        Muy fácil. Las veo venir e intuyo el momento de cuándo debo trabarlas.

No daba crédito a lo que me decía y por eso le manifesté mi incredulidad.


¡Pero hombre no me engañe después lo tengo que contar!
Le dije.

Muy amable El Turra me contestó:

-        Voy a hacer unos lances largos a mitad del río y le aviso cuando me vaya  a morder la trucha la cucharilla.


Lanzó la cucharilla unos 30 metros aguas arriba de la tabla de El Barquero y según recogía el sedal giraba la muñeca a un lado y otro haciendo moverse el puntero de la caña que, para más asombro, no la tenía pegada al agua si no levantada y de pronto:

-        ¡Ahora, ahora…! Y zas truchón que sacó.

Otra vez quedé perplejo.

Pero, Don Victoriano, ¿es posible que las vea pero, cómo es posible que vengan siempre mordidas por un solo anzuelo?


Él me dijo:

-        No se cómo explicarlo pero las veo o las siento llegar a la cucharilla, incluso con el agua turbia.

Ni que decir tiene que VICTORIANO CUERVO, El Turra, el pescador de Astorga, volvió a proclamarse, otro año más, campeón de León.


Antes de abandonar el tramo de Secos del Porma El Turra me quiso hacer una demostración de su manejo con la cucharilla.

Se quitó la gorra. Me la dio solicitándome que la lanzase al aire lo más lejos que pudiese.

Cogí aquella gorra madrileña, aunque seguro que comprada en la tienda de algún maragato, y la lancé  a la “remanguillé” en la pradera de Secos cayendo al verde después de un vuelo de unos veintitantos metros, más o menos.


VICTORIANO CUERVO BARRIOS, “El Turra”
, poniendo el pie derecho por delante armó su caña y también a “la remanguillé” con un giro de su muñeca lanzó la cucharilla por el aire hasta alojarse en su propia gorra.

¡Impresionante! No me lo creía.

La cucharilla con tres anzuelos ha desaparecido de la competición utilizándose la de un solo anzuelo y sin muerte.


Este ejemplo de El Turra trabando las truchas a cucharilla por el labio, y en un solo anzuelo sirve para demostrar que un buen pescador de cebo natural también sabría trabar las truchas por el labio en lugar de dejar tragar el anzuelo hasta el estómago o el fondo de la boca pero eso es otro cantar y por eso está prohibido el cebo en competición.


VICTORIANO CUERVO BARRIOS “El Turra”
nos legó su herencia a quienes pudimos disfrutarle en vida porque se fue de éste mundo con el comienzo del nuevo siglo XXI (DEP) y allí dónde se encuentre estará satisfecho de que en León sea recordado por su saber manejar éste arte de pesca.

Gracias Turra.

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