LIBROS PUBLICADOS POR Eduardo García Carmona

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jueves, 18 de julio de 2024

MIS RINCONES FAVORITOS: EL CASTILLO, río Omaña (León)…








EL CASTILLO
fue el gran coto del OMAÑA, ahora es una incógnita

¡Ay que trucha tiene este río!

Para poder engañar a los buenos ejemplares que tiene habrá que hacerlo al sereno de la mañana, al atardecer o casi de noche. No son tontas, no.

 

Texto y fotos: Eduardo García Carmona

 

El Castillo es el gran coto del río Omaña y la propia localidad que le da nombre es lugar de reunión de los muchos aficionados que se dan cita en la zona para pescar en su acotado. Todos tienen la misma ilusión. Esperan que la jornada sea buena y la "pintona" quiera entrar al señuelo. Hay muy buena trucha, pero no todos los días entran con la misma gana a los mosquitos, ninfas o al "hierro".


EL VIAJE

Para llegar al acotado de El Castillo, desde León capital, hay que atravesar una inmensa planicie hasta La Magdalena, zona donde abunda la vegetación, principalmente pinos y tierras de secano donde el agricultor extiende las semillas de cereales en invierno y que ahora está a punto de recoger la cosecha.


De la Magdalena a Canales y por medio el río Luna. Después, Soto y Amío. Más adelante Riello, centro importante que fue,  donde el próspero comercio aún se hace notar con buena afluencia de gentes de los pueblos de su alrededor. Riello es punto de partida para muchos pescadores que subiendo montaña arriba llegan hasta Castro, Trascastro o

Inicio para,  en el río Omaña, comenzar la faena. Allí se encuentra el final del Coto de La Omañuela, zona con buena trucha y un paraje sin igual. El río bordea los montes clavándose en las rocas de sus faldas.

Hay que continuar desde Riello hacia Guisatecha, pasando el pequeño puerto de montaña. Al bajar el puerto nos encontramos con Guisatecha y de aquí, a El Castillo donde el pescador en su viaje acompaña al río Omaña.


MEJORES ZONAS DE PESCA

Una vez en El Castillo, cruzado el puente del pueblo, nos encontramos con una inmensa pradera o área de recreo, donde, si el tiempo climatológico acompaña, se podrán preparar buenas comidas y meriendas al fuego de leña.


En la parte derecha del puente, encontramos una excelente tabla -yo la llamo la del arroyo de la serrería-. Es una tabla amplia y fácil de pescar que tiene buena trucha. Las primeras varadas son, a buen seguro, en este tramo del coto pero a estas alturas de la temporada “saben latín” por lo que para poder engañar a los buenos ejemplares habrá que hacerlo al sereno de la mañana, al atardecer o casi de noche. No son tontas, no.


Mientras unos pescadores pescan la zona superior, otros lo hacen del puente hacia abajo. Lo cierto es que todo el coto es bueno y el  pescador lo camina bastante bien, aunque tiene abundante maleza en cada orilla convirtiéndose en “selva virgen” que resulta complicada de transitar, con abundante hierba, zarzas y arbustos.


El comienzo del tramo acotado es ideal para pescar. Justo en la unión de los ríos del Valle Gordo y el Omañón. A unos 50 metros aguas arriba del Puente de Vegarienza, en el lugar conocido por el puente de "las cuadras de Manolo", junto a la pradera conocida por "El Borro", se pueden conseguir buenos ejemplares.


En la parte superior hasta Vegarienza, las tabladas son continuas, con mucha arboleda a un lado y otro, que hacen que el pescador seleccione mejor el "lance" con la caña, demostrando su destreza, o moviendo con singular alegría la muñeca para meter los señuelos en el sitio preciso bajo las salgueras. Es foto diaria ver las cuerdas de mosquitos y sus boyas, colgando en las ramas de los árboles y arbustos que copan las orillas.

La zona del "puerto" es muy buena. Es aquí donde se consiguen capturas de buen tamaño. Las aguas son remansadas y excelentes para mosca seca. Para el sereno es sensacional a mosquito ahogado o mosca a la leonesa, sobre todo el comienzo de la tablona, donde las aguas llegan más vivas y comienzan a remansarse.


Si preferimos pescar río abajo
 partiendo del puente de El Castillo, muy próximo al mismo nos encontramos con otra inmensa tablona que tiene mucha trucha. Las ruinas del viejo Castillo, señorial que lo fue en otros tiempos, vigilan al pescador. Sus torres o torreones  maltrechos, se clavan en el azul cielo. Esta tablada tiene zonas abiertas y anchas,  también pozos profundos junto a las rocas del castillo. A continuación existen buenas corrientes de agua para la cucharilla o la ninfa, hasta llegar al recodo donde el río hace una "s" al chocar con la montaña. Es allí, donde unas fuentes de agua fría y cristalina, donde saciar la sed. Desde este tramo, hasta el final del coto, son múltiples y muy llamativas las zonas donde el pescador puede probar suerte en el lance a cualquier arte.


LÍMITES DEL COTO

El coto comienza en la unión del río del Valle Gordo con el Omañón, para finalizar en el puente de Guisatecha.

La longitud del acotado es de 5.500 metros, siendo la anchura media del cauce de unos 15 metros aproximadamente. La distancia desde León, es de unos 65 kilómetros. Está prohibido pescar a cebo natural durante toda la temporada.


LA TRUCHA DEL OMAÑA

¿Y la trucha del Omaña?... ¡Ay que trucha tiene este río!    Es brava como ninguna y cuando muerde el señuelo, que grata y reconfortante llega la tensión al pescador. La caña se cimbrea sin parar. Con tiento y talento pero sin prisa, se va recogiendo el sedal hasta que la captura llega a la sacadera. ¡Qué belleza y qué librea tiene la trucha del Omaña! Las pintas son rojas, rojas, como ninguna otra ¡Qué delicia!

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