EL CASTILLO fue el gran coto del OMAÑA, ahora es una incógnita
¡Ay
que trucha tiene este río!
Para
poder engañar a los buenos ejemplares que tiene habrá que hacerlo al sereno de la mañana,
al atardecer o casi de noche. No son tontas, no.
Texto
y fotos: Eduardo García Carmona
EL VIAJE
Para
llegar al acotado de El Castillo, desde León capital, hay que atravesar una
inmensa planicie hasta La Magdalena, zona donde abunda la vegetación,
principalmente pinos y tierras de secano donde el agricultor extiende las
semillas de cereales en invierno y que ahora está a punto de recoger la cosecha.
De la Magdalena a Canales y por medio el río Luna. Después, Soto y Amío. Más adelante Riello, centro importante que fue, donde el próspero comercio aún se hace notar con buena afluencia de gentes de los pueblos de su alrededor. Riello es punto de partida para muchos pescadores que subiendo montaña arriba llegan hasta Castro, Trascastro o
Inicio para, en el río Omaña, comenzar la faena. Allí se encuentra el final del Coto de La Omañuela, zona con buena trucha y un paraje sin igual. El río bordea los montes clavándose en las rocas de sus faldas.
Hay
que continuar desde Riello hacia Guisatecha, pasando el pequeño puerto de
montaña. Al bajar el puerto nos encontramos con Guisatecha y de aquí, a El
Castillo donde el pescador en su viaje acompaña al río Omaña.
MEJORES ZONAS DE PESCA
Una
vez en El Castillo, cruzado el puente del pueblo, nos encontramos con una
inmensa pradera o área de recreo, donde, si el tiempo climatológico acompaña,
se podrán preparar buenas comidas y meriendas al fuego de leña.
En la parte derecha del puente, encontramos una excelente tabla -yo la llamo la del arroyo de la serrería-. Es una tabla amplia y fácil de pescar que tiene buena trucha. Las primeras varadas son, a buen seguro, en este tramo del coto pero a estas alturas de la temporada “saben latín” por lo que para poder engañar a los buenos ejemplares habrá que hacerlo al sereno de la mañana, al atardecer o casi de noche. No son tontas, no.
Mientras unos pescadores pescan la zona superior, otros lo hacen del puente hacia abajo. Lo cierto es que todo el coto es bueno y el pescador lo camina bastante bien, aunque tiene abundante maleza en cada orilla convirtiéndose en “selva virgen” que resulta complicada de transitar, con abundante hierba, zarzas y arbustos.
El comienzo del tramo acotado es ideal para pescar. Justo en la unión de los ríos del Valle Gordo y el Omañón. A unos 50 metros aguas arriba del Puente de Vegarienza, en el lugar conocido por el puente de "las cuadras de Manolo", junto a la pradera conocida por "El Borro", se pueden conseguir buenos ejemplares.
En la parte superior hasta Vegarienza, las tabladas son continuas, con mucha arboleda a un lado y otro, que hacen que el pescador seleccione mejor el "lance" con la caña, demostrando su destreza, o moviendo con singular alegría la muñeca para meter los señuelos en el sitio preciso bajo las salgueras. Es foto diaria ver las cuerdas de mosquitos y sus boyas, colgando en las ramas de los árboles y arbustos que copan las orillas.
La
zona del "puerto" es muy buena. Es aquí donde se consiguen capturas
de buen tamaño. Las aguas son remansadas y excelentes para mosca seca. Para el
sereno es sensacional a mosquito ahogado o mosca a la leonesa, sobre todo el
comienzo de la tablona, donde las aguas llegan más vivas y comienzan a
remansarse.
Si preferimos pescar río abajo partiendo del puente de El Castillo, muy próximo al mismo nos encontramos con otra inmensa tablona que tiene mucha trucha. Las ruinas del viejo Castillo, señorial que lo fue en otros tiempos, vigilan al pescador. Sus torres o torreones maltrechos, se clavan en el azul cielo. Esta tablada tiene zonas abiertas y anchas, también pozos profundos junto a las rocas del castillo. A continuación existen buenas corrientes de agua para la cucharilla o la ninfa, hasta llegar al recodo donde el río hace una "s" al chocar con la montaña. Es allí, donde unas fuentes de agua fría y cristalina, donde saciar la sed. Desde este tramo, hasta el final del coto, son múltiples y muy llamativas las zonas donde el pescador puede probar suerte en el lance a cualquier arte.
LÍMITES DEL COTO
El
coto comienza en la unión del río del Valle Gordo con el Omañón, para finalizar
en el puente de Guisatecha.
La
longitud del acotado es de 5.500 metros, siendo la anchura media del cauce de
unos 15 metros aproximadamente. La distancia desde León, es de unos 65
kilómetros. Está prohibido pescar a cebo natural durante toda la temporada.
LA TRUCHA DEL OMAÑA
¿Y
la trucha del Omaña?... ¡Ay que trucha tiene este río! Es brava como ninguna y cuando muerde el señuelo, que grata y
reconfortante llega la tensión al pescador. La caña se cimbrea sin parar. Con
tiento y talento pero sin prisa, se va recogiendo el sedal hasta que la captura
llega a la sacadera. ¡Qué belleza y qué librea tiene la trucha del Omaña! Las
pintas son rojas, rojas, como ninguna otra ¡Qué delicia!
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